lunes, 30 de diciembre de 2013

Respuesta tardía para Quique

Quique: El artículo Dos Maestros que nunca adjunté y que ahora recuperé te lo adjunto, con bastante retraso. Saludos.

Dos maestros

¿Cuándo y por qué se deterioró en México la imagen del maestro? No lo sé, pero es urgente repararla. Todos tuvimos maestros que nos marcaron para bien. Tal vez recordarlos ayude a reivindicar su digna vocación.

Febrero de 1965, salón 101 de la Facultad de Ingeniería en la UNAM. Sentado en un pupitre, Don Enrique Rivero Borrell, maestro de matemáticas, tomaba la lista de sus futuros alumnos. Impecablemente vestido con un traje beige claro y corbata de moño, proyectaba sencillez y serenidad. Era de estatura poco más que mediana, algo regordete, usaba gruesos lentes, tenía el pelo escaso y cano. Ahora creo que apenas rebasaba los 50 años (fue condiscípulo de Javier Barros Sierra, nacido en 1915) pero parecía mucho mayor. Fue la única vez en su curso que lo vi sentado. Como los oradores romanos, impartía su cátedra de pie, con voz pausada y suave. Nunca faltó a su clase. Con impecable letra Palmer, desarrollaba sus temas en el pizarrón -o, mejor dicho, los dibujaba- sin voltear la mirada a su público. Así recuerdo que nos explicó la Teoría de conjuntos y otros arcanos. Desde las bancas, los jóvenes rapados, los "perros", seguíamos en silencio aquella melodía visual. Lo que nos fascinaba era la claridad y el rigor con que el maestro nos guiaba para entender desde su esencia -no mecánicamente- los conceptos. Al final, contemplaba con orgullo aquel efímero mural matemático del que tampoco nosotros podíamos desprender la mirada. Nadie que tomase en serio la clase de Rivero Borrell podía salir al mundo de otras disciplinas, por más remotas que fueran, sin una estructura, o al menos una exigencia de estructura. Lo que el maestro transmitía no era sólo un conocimiento, sino una forma de llegar al conocimiento.

A través del año escolar, su método de ponderar el avance de los alumnos no consistía en someterlos a un examen sino en verlos desempeñarse frente al pizarrón. Al final de los cursos concentró al grupo en el Auditorio de Ingeniería -éramos más de cien- y nos dictó el único examen del curso. Inmediatamente después abandonó el recinto, dejándonos absolutamente solos. Hubo, como es de imaginar, un copiadero frenético. Los estudiantes avanzados les pasaban a los otros las respuestas en los baños. Todos salieron confiados en su pase y hasta en una alta calificación. A los pocos días, en la entrega de las boletas, nos dimos cuenta de que el maestro había aprobado a un treinta o cuarenta por ciento del salón. Las calificaciones que había puesto eran perfectas. Nos conocía a todos. No nos había juzgado por un papel, sino por los méritos de cada trayectoria.

Nos enseñó a amar las matemáticas como se ama la poesía o la historia. Como a una musa que no exige sólo inspiración e imaginación, sino precisión, constancia y coherencia. Nos transmitió un código ético hecho de observación y fundamentación. Nos regaló el método científico en cada rúbrica: QED, Queda Esto Demostrado.

Enero de 1969, Sala de Seminarios de El Colegio de México, Guanajuato 125. Luis González y González, maestro de historia, imparte su primera clase a la nueva promoción de estudiantes del doctorado. A los 43 años de edad acababa de publicar su obra maestra: Pueblo en vilo. Tenía una gran melena y un bigotillo bien recortado que le daba una vaga semejanza con Clark Gable. A mis compañeros (Héctor Aguilar Camín, Carmen Castañeda, Álvaro López Miramontes, entre otros) les sorprendió, como a mí, el tono campechano de este michoacano. Yo había acudido de oyente a alguna de sus clases y me había encantado su estilo: "la verdad -dijo más o menos- es que a Santa Anna no le importaba el poder sino las peleas de gallos", y de allí se explayó en su narración de la vida cotidiana en el pueblo de Tlalpan, donde el seductor caudillo apostaba y ganaba. Descubrimiento maravilloso: ¡Se podía uno reír escuchando una clase de historia! El curso de doctorado era cosa muy seria para el currículo: "Teoría y método de la historia", y Luis González le imprimía una claridad aristotélica -salpicada de ocurrencias- que aún puede apreciarse en su maravilloso libro El oficio de historiar.

Era un maestro excepcional en clase, pero no creía en las aulas sino en la conversación en el café de El Colegio, en el restaurante "La Bella Italia" de la contigua avenida Álvaro Obregón o en su modesta casa de la calle de Carlos Pereyra, en la colonia Viaducto Piedad. La charla animadísima podía tocar los temas más variados de la historia mexicana y universal pero nunca asumía la forma de una prédica sino de una sutil provocación para suscitar ideas y lecturas: "la verdad -decía por ejemplo- es que nadie ha descubierto nunca las razones de la Primera Guerra Mundial, porque es inexplicable". Esa frase era en sí misma la postulación de una filosofía y una teoría de la historia en la que la explicación (el por qué de las cosas) es menos importante que la comprensión (el cómo de las cosas, su sentido interno de los actos).

Era alérgico a la pontificación, la solemnidad, el dogmatismo, el adocenamiento. Insinuaba un tema, una visión, para que sus alumnos descubrieran la verdad por sí mismos. Si se perdían en el laberinto, los dejaba perderse y errar en el desconcierto o la confusión hasta que él, con una frase, mostraba la luz al final del túnel. Aunque impartió clases en varias instituciones (de eso vivió siempre, con eso mantuvo a su numerosa prole) pensaba que un historiador era ante todo un escritor: "escriba una obra, no una tesis". Buscaba la verdad histórica como un científico y la expresaba como un artista. Era lector del mejor lector, de Borges. Veía el espectáculo del mundo, y la vida de México, con humor, lucidez y escepticismo.

dos artículos sobre los escritores actuales en México

Les adjunto la liga de dos artículos de Guillermo Fadanelli, uno de los escritores mexicanos actuales que resultan útiles para el trabajo de Literatura Mexicana II, el autor escribe regularmente cada lunes en el Universal. http://www.eluniversalmas.com.mx/editoriales/2013/12/67899.php y http://www.eluniversalmas.com.mx/editoriales/2013/12/68077.php

martes, 24 de diciembre de 2013

Los orígenes de la creación literaria.

El tema del suicidio de un hijo resulta algo inefable, innombrable dice la autora de la obra que se ocupa del tema. Datos interesantes sobre los orígenes de la composición literaria, por si a alguien le interesa el tema.

Literatura y consuelo: una conversación con Piedad Bonnett

En las primeras páginas de “Lo que no tiene nombre”, una mujer pregunta a Piedad Bonnett qué órganos de su hijo, fallecido en mayo de 2011 al arrojarse al vacío desde la azotea de un quinto piso, autoriza donar. Ella responde que “sí” a una larga lista que va mucho más allá del corazón, los riñones o los ojos. “Y Daniel, mi hijo entrañable, el muchacho de labios carnosos y piel bronceada, se fue deshaciendo con cada palabra mía”, escribe Bonnett como madre que no puede renunciar a su oficio de poeta, dramaturga y narradora.
La frase es apenas una muestra del tono sereno y reposado que Bonnett logró en su libro testimonial para narrar el inmenso dolor que le produjo el suicidio de su hijo, aquejado por la esquizofrenia, y las circunstancias que lo precipitaron.
Más allá de la solidaridad y el profundo respeto que el libro —que se convirtió en un best seller en Colombia— ha despertado en miles de lectores, “Lo que no tiene nombre” llenó un enorme vacío alrededor del desamparo y la angustia de quienes, en carne propia o cercana, padecen los estragos de la enfermedad mental y el fantasma del suicidio.
Una de las grandes virtudes del libro es que se sumerge en temas complejos (la enfermedad mental —la esquizofrenia en particular— y el suicidio) pero desmenuzándolos con un lenguaje cálido, sencillo y fluido, en un tono muy humano y vivencial, en contraste con la prosa fría de libros de psicología especializados, llenos de tecnicismos y conceptos abstractos. Y sobre todo, el libro es consolador. “La gente me ha dicho que el libro consuela, acompaña”, anota la autora. Es, en efecto, un consuelo reposado.
No sorprende entonces que la respuesta del público haya sido abrumadora, tanto en el plano literario como extraliterario: no sólo por la cantidad de lectores, sino por la cantidad de personas que buscan a Bonnett con el pretexto del libro.
“Se me abalanzó una cantidad de gente. Sólo el día del lanzamiento había unas 600 personas, una cosa desmesurada. La gente venía a que le firmara, pero ése era el pretexto. Unos venían a abrazarme, como una especie de duelo colectivo, otros a pedirme el teléfono del médico del cual hablo bien. Otros me dijeron que les diera mi teléfono o el correo para contarme su caso. Llevamos varios meses y todos los días recibo dos o tres correos del enfermo mismo, porque muchos muchachos enfermos han leído el libro y lo han encontrado muy consolador, han querido que sea como su madre sustituta, de alguna manera”, refiere.
“Un montón de gente quería oír hablar de esas cosas en concreto, no algo tan teórico. La gente se ha quejado conmigo de los médicos, del sistema de salud, al tiempo que se preguntan cómo podrían hacer la vida de esos muchachos (con afecciones similares) más plena. La gente se identifica con el libro desde muy distintas perspectivas, o simplemente porque la idea del suicidio es siempre entre aterradora y subyugante”, añade.

¿Cómo surgió este libro, cuáles fueron las principales motivaciones (el dolor, el desahogo, la catarsis)?
Con este libro me resultó más difícil pensar en la génesis. Daniel murió y a los 15 ó 20 días me fui a Italia con mi marido y me llevé algunos libros sobre el suicidio, la muerte y la enfermedad, incluido uno de Jean Améry. A medida que los leía se me disparaban los recuerdos de lo que había sido esta experiencia de Daniel. Siempre llevo unas libretas y empecé a escribir todo eso. Creo que en un primer momento pensaba en poesía. Para mí la escritura siempre ha sido liberadora, catártica, sanadora, y el solo hecho de escribir esas frasecitas que iba encontrando en los libros me consolaba.
Cuando volví a Colombia, alguien me habló del libro de Joan Didion, que testimonia la muerte de su marido, y me empezaron a hablar de libros que habían sido escritos para consolarse por la muerte de alguien. Luego viajé a España.
Ya para entonces empezaba a cuajar en mí la idea de que en vez de ponerme a escribir unos poemas, que no querían salir, quería escribir sobre algo que rápidamente comprendí y es el sentido trágico de la vida de Daniel, que también nos tocaba a nosotros. Uso la palabra trágico en el más clásico de los sentidos, cómo todos los pasos que él dio y dimos eran para eludir un destino, y cómo ese destino le fue atravesando toda clase de obstáculos y la vida terminó cercándolo de una forma precipitada: en dos meses se desencadenaron un montón de eventos que lo cercaron. Su siquiatra me habló incluso de la ‘cuarta pared’, en la que una persona —cuando está en un estado muy opresivo, ya pensando en la muerte, cuando ya ve la sin salida— erige ella misma una cuarta pared. Yo sentía que debía contar todo eso como un ejemplo de tantas vidas atrapadas por el sentido trágico de la existencia. Movida por eso, empecé a narrar, haciéndome preguntas de escritora: ¿Y ahora por dónde comienzo? ¿Cómo lograr comunicar al lector esta experiencia de la manera más sintética y efectiva posible (el libro tiene 136 páginas)? Y con el bagaje literario de haber enseñado mucho (Bonnett es profesora universitaria desde hace años), de haber escrito mucho, a lo primero que renuncié fue a la narración puramente lineal, y también descarté una parte de la vida de Daniel, toda su infancia, porque no se trataba de hacer una apología de mi hijo. Estaba pensando en expresar lo máximo con el mínimo de palabras.
Así se me ocurrió comenzar con esa circunstancia atroz de la cual casi nadie habla, que es la noticia que da cuenta de una muerte y los días inmediatamente posteriores, que en este caso eran especialmente dramáticos porque estábamos esperando un cadáver. Eso me dio una pauta y a medida que iba escribiendo fui buscando el resto de la estructura. Después decidí hacer un flashback y remontarme al momento en que a Daniel le aparece la enfermedad. Mientras tanto, seguía leyendo muchos libros sobre la muerte, el dolor, incluso libros jocosos sobre la muerte, como uno de Julian Barnes.
La palabra escrita siempre ha sido para mí como un apoyo, una muleta, y me di a leer todo eso, no para huir del dolor, sino para vivirlo de una forma distinta, acompañada de reflexión. Me metí en un proceso que era a la vez emotivo e intelectual, porque mientras leía, mi mente transitaba por todos esos postulados, y mientras escribía tenía que revivir el dolor; como que lo uno era antídoto de lo otro: cuando veía que estaba sucumbiendo al dolor, apelaba al pensamiento, y eso me permitía salir. Así fue dándose este libro.

¿Desde qué emociones o intereses sientes que las personas se han conectado más con el libro: el consuelo, la orientación, la resignación?
Desde la solidaridad humana, porque mucha gente que no tiene a su alrededor nada de esto, ni muerte ni enfermedad ni suicidio ni nada, ha entrado en una compenetración conmigo que me hace pensar que están conociendo una realidad que de otra forma no habrían conocido, y que los ha removido, como recordándoles que el dolor puede existir en esa magnitud. Teníamos miedo con la editorial de las reacciones al libro y lo que ha habido es un enorme respeto, una respuesta muy bonita de la sociedad, como diciendo ‘siento lo que sientes’.

Sugerencias de lectura para vacaciones

Hola: les comparto  este artículo donde F. Reyes Heroles comparte una serie de sugerencias de lectura que podrían ser de interés para estos días de relativo descanso. Carlos
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Federico Reyes Heroles 24/12/2013 00:21
Rabiosamente
Una vez al año los asuntos públicos pueden esperar. Siguiendo la consigna de Robert L. Stevenson: “No hay deber que descuidemos tanto como el de ser felices”. Leonardo Curzio agrega cada mañana, al cerrar su noticiario, un adverbio: “Sea usted rabiosamente feliz”. Intentémoslo, con rabia. Nuestro mundo, con todas sus amenazas y horrores, también nos ofrece como nunca antes la posibilidad de acceder a muy diferentes gozos. Hoy, que para muchos es día de hogar, de cariño, de generosidad, entrego al lector una lista de sugerencias, de gozos asequibles. Quizá sea tarde para esta Navidad, pero para gozar hay más tiempo que vida.
Por cierto, la felicidad es un tema que ya lleva años de estar cobrando fuerza. Cada vez hay más investigaciones serias sobre ese estado del alma, si se me permite el término. Acaso se puede ser feliz en la pobreza, qué tanto dinero se necesita para serlo, hay o no una relación. Pero la felicidad también se inventa, por eso es un misterio. Los índices de satisfacción con la vida fueron —hace casi un siglo— la puerta de entrada a la discusión. Hoy una nación como Bután planea sus estrategias de gobierno a partir de un índice de felicidad. El tema da para mucho, le recomiendo Una historia de la felicidad, de Darrin M. McMahon. No es un libro nuevo (Taurus, 2006), pero sigue siendo útil para ordenar las ideas y comprender la evolución del término.
Ya recomendé El ruido eterno, de Alex Ross, ese apasionante viaje por la historia del siglo XX a través de su música orquestal. Ahora el crítico musical del New Yorker nos regala otra apasionante provocación, Escucha esto, también en Seix Barral. Allí encontrará usted los perfiles de los grandes clásicos como Mozart o Schubert, pero ahora en función de la música contemporánea. La meta: “Cruzar la frontera de la clásica al pop”, es un trayecto hacia los orígenes. De pronto se encontrará usted leyendo sobre John Cage o Bob Dylan y las influencias escondidas detrás de ellos.
En los terrenos de la música, una obra poco conocida, pero muy bella, es la Misa de los niños, del británico John Rutter. Si usted tiene cierta resistencia a la música sacra, si El Mesías, de Händel, le parece un plomo o ya no puede recibir otra dosis más como ocurre con El Cascanueces, dese la oportunidad de una misa fresca, marcada por la alegría de la voz de los niños. Desde hace décadas la música sacra se reinventa con fuerza. Henryk Górecki ya nos estremeció con su Tercera Sinfonía. Rutter es el otro extremo: canta a la vida. Por cierto, ¡qué falta hace Ernesto de la Peña! Por fortuna el IMER ha tomado la sabia decisión de conservar al aire sus materiales en el 94.5 de FM, cápsulas y programas del gran erudito que se fue hace un año. Entre sus programas destaca Música para Dios, que se sigue transmitiendo todos los domingos a las 10 de la mañana.
Pero los cantos al Creador no desvanecen la rudeza de la vida de millones. El documental de Malik Bendjelloul —Searching for Sugar Man— pertenece a ese lado. El personaje y su historia son increíbles. La banda sonora con la música de Sixto Díaz Rodríguez es nuevo territorio. Otra sugerencia, una serie llamada a ser un clásico es The Men Who Built America (History Channel). Tres discos, ocho episodios que explican la historia de cinco gigantes de la empresa en  EU: Vanderbilt, Rockefeller, J. P. Morgan, Carnegie y Ford. De las barcazas y los vapores, los trenes como sistema circulatorio de Estados Unidos, del sorpresivo “oro negro” y el queroseno para iluminar las casas, al gran acierto de apostar por la Corriente Alterna para dar vida nocturna a las ciudades. El automóvil como la gran revolución y también las crisis financieras del Tesoro y su necesidad de pedir dinero prestado a los grandes potentados. Ahí está el origen de la regulación para controlar los monopolios y favorecer la competencia. Rápida, aleccionadora, muy informativa.
Arquitecto, escultor, pintor, un creador en toda la expresión de la palabra. La obra de Fernando González Gortázar, la edificada y la que se quedó en proyecto, reunida en Resumen del fuego, edición de la Universidad de Guadalajara. Próximamente una muestra de ella estará en el Museo de Arte Moderno. No se le puede ir. Basada en la extraña novela de Mark Haddon la obra El curioso incidente del perro a medianoche, de gran éxito en Londres y Nueva York, llegó a México con una excelente puesta en escena, dirección y actuaciones de primera. En México hay muy buen teatro aunque nos cueste admitirlo. Teatro de los Insurgentes, saldrá reconfortado.
Si mi biblioteca ardiera esta noche, de A. Huxley, Ensayos sobre arte, música, literatura y otras drogas, el subtítulo lo dice todo, sin desperdicio (Edhasa). Desgarrador y a la vez edificante. La invencible, de Vicente Quirarte (Joaquín Mortiz). La excelente pluma del poeta, ensayista, investigador, abocada ahora al tema de la relación con su padre. No hay retorno, el tatuaje es permanente. Una joya. Sean felices con rabia, para seguir la receta de Leonardo.
                *Escritor

jueves, 31 de octubre de 2013

Cómo mejorar su calificación en la segunda fase a distancia del Taller de Comunicación Educativa II (primera parte)



1. Etiqueten sus entradas con su nombre propio, comenzando con su primero o único nombre, seguido de su segundo o hasta tercer nombre y sus apellidos paterno y materno. Recuerden que las etiquetas de las entradas respetan absolutamente los caracteres con que escriban su nombre, así sean faltas de ortografía, mayúsculas, minúsculas o cualquier otro elemento que no sea la coma y el espacio que separa a las etiquetas.

Les recomiendo que busquen en la lista de etiquetas, en el margen derecho del blog, la forma en que aparece su nombre, o más aún, si no aparece porque no están etiquetándolo en sus entradas.

Se tomará en cuenta que homologuen la forma en que aparece su nombre en el listado de etiquetas del blog, siguiendo el criterio especificado en el primer párrafo de este primer apartado (nombre(s) más apellidos). Para hacerlo, pueden entrar al modo de edición de sus entradas publicadas (icono de lapicito debajo de cada entrada) y en el recuadro de etiquetas (parte superior derecha del recuadro de edición de la entrada), escribir o reescribir la etiqueta con su nombre (borrando las variaciones incorrectas).

El objetivo es que la etiqueta con su nombre, correctamente escrito, permita que el blog despliegue, al hacer click sobre esa etiqueta, todas las entradas que han publicado y publicarán en adelante.

Explico, para cuando trabajen con sus alumnos con un blog, cuál es el procedimiento y sus ventajas:

Cuando sus alumnos etiquetan con sus nombres las entradas que publican, en la forma correcta y con la ortografía adecuada sin agregar caracteres adicionales (como puntos después del nombre, por ejemplo); el docente podrá hacer click sobre el nombre de cada alumno y de esa forma tendrá la siguiente información (que son criterios de evaluación):

Número de entradas publicadas por cada alumno (el listado de etiquetas proporciona ese dato entre paréntesis después del nombre etiquetado del alumno).

A propósito, un paréntesis. Es reclamo y no reflexión académica, el asunto de una supuesta contradicción entre evaluar por cantidad o por calidad, como si ambas características del trabajo escolar estuvieran contrapuestas.

Estaremos de acuerdo en que lo óptimo es mayor cantidad con mayor calidad y que lo más pobre es menor cantidad con menor calidad. Entre estos extremos se producen una serie de opciones que el maestro debe evaluar: ¿Qué es mejor, menor cantidad con mayor calidad o menor calidad con más cantidad?

El dilema está entre lo cuantitativo y lo cualitativo de la evaluación.

Hablemos mejor de cumplir con objetivos: ¿Con cuántas acciones se cumple un objetivo académico?

El docente en un grupo de estudiantes se encontrará con rifles teledirigidos y con escopetas (disculpen la metáfora en estos tiempos de tanta violencia en Michoacán, en México y en el mundo, pero estoy pensando, por ejemplo, en un cazador de güilotas):

Habrá quien dispare como francotirador y se baje una güilota por tiro, o dos o tres cada cuatro o cinco tiros. Es cuestión de puntería. El menos diestro necesitará una escopeta, y hasta una ametralladora, para tirar al azar y que la ráfaga de tiros dé con uno o más objetivos. Y aún así hay quien dispara hacia el cielo libre de aves volando…

Volviendo al tema que nos compete y para no perdernos en las metáforas: ¿menos entradas bien puestas son mejores que muchas más mal puestas?

Eso depende de otros criterios, “de contenido” sí, pero siempre orientado hacia el logro de objetivos.

Eso será motivo de otra reflexión pero, para empezar, necesitamos, indispensablemente, como se advirtió en la fase directa del curso, que etiquetemos adecuadamente nuestras entradas con nuestro nombre propio.

No es todo, pero es la puerta de entrada. La evaluación cuantitativa no es la más importante, pero es la primordial. De esta forma se evalúa: son pocas o muchas entradas (primer dato) pero, ¿cumplen sus objetivos?

Muchas o pocas. Es otro tema. Hablemos mejor de un promedio y en cuanto a la participación en el blog la experiencia indica que esos promedios están en relación con los grupos. Lo que en un grupo son muchas entradas en otro es el promedio medio y en otro más es la media más baja.

¿De qué depende el índice de participación si el curso es el mismo, el docente es el mismo y la variante independiente son los grupos mismos, las personas que los conforman, ni siquiera las especialidades (porque entre Español o Ciencias Sociales “A” y “B” pueden darse diferencias importantes)?

Tampoco me extraña que un grupo que se manifiesta poco participativo en el curso directo y hasta conflictivo, de repente repunte en la fase a distancia con muy buenas aportaciones individuales.

A manera de hipótesis he pensado que en la fase presencial hay elementos, personas, que inhiben la participación abierta de buena parte de sus compañeros. Determinan el ambiente de aprendizaje aportando elementos que bloquean y hasta violentan las relaciones educativas.

En otras palabras: estudiantes muy brillantes que no se hacen escuchar en el aula, se manifiestan plenamente en su trabajo a distancia, aun con comentarios a la participación de sus compañeros (habrá que considerar que la interrelación comunicativa es selectiva, lo que la propicia, en este supuesto, mientras que en el aula cualquier participación es, necesariamente, compartida a todo el grupo).

Estoy interesado no solamente en que obtengan mejor acreditación en materia de calificaciones sino en que asumamos con plenitud nuestra responsabilidad como docentes en pleno siglo XXI, con tecnologías que están abriendo nuevos escenarios en que debemos estar.

Con un saludo cordial para todos.

LCC Jaime Ramos Méndez
Docente del curso
Administrador del Blog.

Continuará…

sábado, 26 de octubre de 2013

PARA CARLOS MACIEL

       Hola que tal, te paso mi correo:
       
               upn_quique@hotmail.com
      
      Cualquier cosa aquí puedes localizarme, y te mando mi número de celular 4521305846


P.D. El artículo de reflexión "DOS MAESTROS", ¿Dónde lo puedo consultar?

FIN DE CURSO TALLER I


viernes, 25 de octubre de 2013

COMPRENSIÓN LECTORA;)

La comprensión lectora es la capacidad para entender lo que se lee, tanto en referencia al significado de las palabras que forman un texto, como con respecto a la comprensión global del texto mismo.
 
La comprensión es el proceso de elaborar el significado por la vía de aprender las ideas relevantes de un texto y relacionarlas con las popadas y/o conceptos que ya tienen un significado para el lector. Es importante para cada persona. Es el proceso a través del cual el lector "interactúa" con el texto. Sin importar la longitud o brevedad del párrafo.
 
La lectura es un proceso de interacción entre el pensamiento y el lenguaje, el lector necesita reconocer las letras, las palabras, las frases, sin embargo cuando se lee no siempre se logra comprender el mensaje que encierra el texto, es posible incluso que se comprenda de manera equivocada. Como habilidad intelectual, comprender implica captar los significados que otros han transmitido mediante sonidos, imágenes, colores y movimientos.
 
La comprensión lectora es un proceso más complejo que identificar palabras y significados, esta es la diferencia entre lectura y comprensión.
 
 
GUIA PARA EL ANALISIS LITERARIO DE OBRAS III

El ritmo de toda composición lírica se deja sentir en cada estrofa, no en un verso solo, por lo tanto la composición suele estar formada por una serie de estrofas iguales.

Las estrofas se dividen según su rima en asonantadas o aconsonantadas, y riman solo por las vocales de sus últimas sílabas sin tomar en cuenta las letras consonantes; pero siguen siendo más cultas las de rima consonante que riman con todas las letras de su última sílaba.

La medida de los versos de una estrofa determina el tipo de estrofa, parisílabas si todos los versos tienen la misma medida e imparisílaba si la medida de los versos es desigual.

Se utilizan letras para indicar la rima de los versos en las estrofas, siendo mayúsculas para los de arte mayor y minúsculas para los de arte menor. Si las letras coinciden, eso indica que la rima de los versos coincide también, representándose cada rima nueva que aparezca con una letra diferente.
 
Actividad tarea:
Realizar con los poemas del ejercicio anterior, el ejercicio de rima si es asonante o consonante, si es imparisílabo o parisílabo y las rimas diferentes que contiene asignandoles una letra según sea arte mayor o menor.

MEDIDA DE LOS VERSOS

LA MEDIDA DE LOS VERSOS.


Los versos constan de un número de sílabas determinado, pero debes tener en cuenta que las sílabas métricas de un verso no coinciden necesariamente con las sílabas fónicas.

Para contar bien las sílabas métricas de un verso es necesario fijarse en el acento de la última palabra del verso:

·         Si esa palabra es aguda, hay que añadir una sílaba más: "Y en mi camino fatal": 7+1=8.

·         Si es llana, el número de sílabas métricas permanece sin variación: "Pura, encendida rosa": 8.


·         Si es esdrújula, hay que restar una sílaba: "Eso no es corazón...es una máquina"13-1=12.
Hay que tener en cuenta, además, algunos fenómenos métricos que influyen en la medida
de los versos:


·                     La sinalefa. Se produce por la unión, en una sola sílaba, de la vocal final de una palabra y la vocal inicial de la siguiente. (cuan-do-a-vi-ses > cuan-DOA-vi-ses). En métrica, esta fusión es obligatoria.

·                     La diéresis. Consiste en forzar al verso a medir una sílaba más, mediante la conversión de un diptongo en un hiato. (rui-do > ru-i-do).  Es una licencia que las reglas de la métrica permiten al poeta.

·                     La sinéresis. Consiste en forzar al verso a medir una sílaba menos, al reunir dos vocales fuertes (de sílabas distintas) en una sola sílaba. (a-hora > AHO-ra)

Según la medida obtenida, los versos se clasifican en dos clases:

·                     Versos de arte menor: los que miden hasta ocho sílabas.
·                     Versos de arte mayor: de nueve sílabas o más.

Los versos, por su número de sílabas, se reconocen con los siguientes nombres: bisílabo (2), trisílabo (3), tetrasílabo (4), pentasílabo (5), hexasílabo (6), heptasílabo (7), octosílabo (8), eneasílabo (9), decasílabo (10), endecasílabo (11), dodecasílabo (12), alejandrino (14), y, a partir de esta medida, no tienen nombre; sólo su número de sílabas.


  LES DEJÓ  PARA QUE PRACTIQUEN.


REDONDILLAS
Sor Juan Inés de la Cruz
Hombres necios que acusáis
a la mujer sin razón,
sin ver que sois la ocasión
de lo mismo que culpáis:

si con ansia sin igual
solicitáis su desdén,
¿por qué queréis que obren bien
si la incitáis al mal?

Combatís su resistencia
y luego, con gravedad,
decís que fue liviandad
lo que hizo la diligencia.

Parecer quiere el denuedo
de vuestro parecer loco
el niño que pone el coco
y luego le tiene miedo.

Queréis, con presunción necia,
hallar a la que buscáis,
para pretendida, Thais,
y en la posesión, Lucrecia.

SER DOCENTE DEL SIGLO XXI



Para empezar a trazar la figura del docente del siglo XXI tenemos que dejar a un lado el desánimo y pesimismo imperante tomando una actitud animosa y optimista frente a la situación que nos ha tocado vivir. Por el simple hecho de dedicarnos en cuerpo y alma a la educación debemos creer en una posibilidad de cambios. Y no solo digo debemos, es que estamos obligados a ello. Como destaca el propio Miguel Ángel Santos Guerra “hay contextos en los que decir que disfrutas trabajando es poco menos que una herejía. Es incluso una estupidez. En ese ambiente lo que se lleva es despotricar de la tarea, de las autoridades, de los alumnos, de las familias y de la vida misma”. Nosotros no podemos ir por ese camino si realmente queremos transformar la Escuela del siglo XXI.



Tenemos que confiar en nuestra labor silenciosa (y en ocasiones silenciada) porque si no, ¿quién lo va a hacer por nosotros? En educación los cambios y las transformaciones son muy lentos y los resultados son a tan largo plazo que es posible que ni tan siquiera los lleguemos a ver . Para ello debemos empezar por considerarnos a nosotros mismos como nos denomina Javier Urra: “El profesional de la esperanza”, “constructor de presente y futuros, el maestro es un referente, un ejemplo vivo y continuado”, “es fundamental que los padres valoren y transmitan a sus hijos el cariño, respeto y gratitud a los maestros, que estén en continuo contacto con los mismos, que escuchen sus argumentos, que sancionen a sus hijos por su bien cuando el profesor haga saber conductas que lo requieren”. Pero estos cambios y transformaciones solo serán posibles si realmente estamos convencidos de que se pueden conseguir. Es de ese modo cuando dejaremos de hablar de desprestigio de la labor docente y devolveremos a la escuela y sus profesores al lugar que merecen. Por algo en Finlandia, donde la educación es un tema prioritario, están obteniendo unos excelentes resultados en el famoso Informe PISA, ¿crees que allí no se valora la función y el papel del profesorado? 

En el mismo artículo que he mencionado anteriormente, Santos Guerra señala que “hay países donde aquellos que desean ser químicos van a la facultad de química y quienes quieren ser profesores de química al Instituto Pedagógico de Química y allí aprenden química y a ser profesores de química. Y para acceder a los Institutos Pedagógicos es necesario haber alcanzado una puntuación mayor que para entrar en las Facultades. Es decir, la filosofía se muestra con claridad: los mejores, a la enseñanza”.

Debemos seguir el camino marcado por estos países si queremos alcanzar el nivel y la calidad que ellos poseen en educación. Eso no significa que tengamos que copiar lo que hace Finlandia y demás países ya que nuestra realidad cultural, social y educativa es bien distinta. Ojalá fuese tan simple como copiar e imitar lo que se hace allí... Tenemos que buscar nuestro propio modelo. Y es justo por ahí por donde debemos empezar. No podemos perder tiempo, el mañana empieza hoy mismo. Es el futuro de la infancia y de la sociedad lo que está en juego.

Me gustaría terminar esta entrada citando un fragmento del precioso artículo publicado en El País Semanal por Manuel Rivas que lleva por título Amor y odio en las aulas”. Dice así: 

“Mucha gente considera que los maestros de hoy viven como marqueses y que se quejan de vicio, quizás por la idea de que trabajar para el Estado es una especie de bicoca perpetua. Pero si a mí me dan a escoger entre una expedición Al filo de lo imposible y un jardín de infancia, lo tengo claro. Me voy al Everest por el lado más duro y a pelo. Ser enseñante no sólo requiere una cualificación académica. Un buen profesor o maestro tiene que tener el carisma de un presidente del gobierno, lo que ciertamente está a su alcance, la autoridad de un conserje, lo que ya resulta más difícil, y las habilidades combinadas de un psicólogo, un payaso, un dj, un pinche de cocina, un puericultor, un maestro budista y un comandante de la KFOR. Conozco a una profesora de Ciencias Naturales que sólo desarmó a sus alumnos cuando demostró unos inusuales conocimientos futbolísticos, lo que le permitió abordar con entusiasmo la evolución de las especies. Y a un profesor de Matemáticas que consiguió hacerse con la audiencia tras interpretar un rap Public Enemy Number One”.  Y añade, “Todo lo que pasa, y lo que se avecina, no tiende a disminuir la importancia de la escuela sino todo lo contrario. Y la desmoralización del profesorado debería transformarse en una nueva autoestima, en un nuevo orgullo”.

No tiene desperdicio. Ojalá los docentes nos veamos de este modo a nosotros mismos. Lo necesitamos para ir en buena dirección...

En conclusión, ser docente es una forma de vida. Como dice esta extraordinaria cita de Emilio Lledó:

 “Enseñar no solo es una forma de ganarse la vida, es sobre todo, una forma de ganar la vida de los demás”

BIBLIOGRAFIA.

MARTHA I. IANNINI D. CLEMENCIA ROMERO F. (2004) Pedagogía “Arte y Ciencia para Enseñar y Educar” Ed. San Martín y Domínguez, S.C. México, D.F.

PLAN PILOTO PARA COMBATIR EL BULLYING EN LAS ESCUELAS


EL USO DE LAS FICHAS.

Un recurso muy importante para el estudio son las fichas, porque permiten ordenar la información. Son tarjetas de cartulina de distintos tamaños, según el tipo de tarea para la que sean utilizadas.
Hay distintas clases:
·        FICHAS BIBLIOGRÁFICAS DE LIBROS: Miden 12,5 por 7,5 cm. Se utilizan para guardar los datos que identifican un libro. Estos datos figuran generalmente en la portada y en la contraportada, tales como: Nombre del autor, título del libro, nombre de la editorial, lugar de edición y año de publicación.
·        BIBLIOGRAFICA DEL ARTÍCULO DE UNA REVISTA: Los datos del artículo de una revista también están en la portada y en la contraportada, ¿cuáles son? Nombre completo del autor del artículo, título del artículo entre comillas, nombre de la revista subrayado, número de la revista, escrito en números arábigos, fecha de publicación (entre paréntesis) y número de páginas donde está el artículo.
·        FICHAS PARA RECORDAR: Es imposible recordar todo lo que leemos. Para eso están las fichas nemotécnicas, a las que recurrimos para recoger los datos que necesitamos. El tamaño es de 10cm por 15 cm.
·        FICHA DE RESUMEN: Consiste en la elaboración personal de un escrito. En ella se escribe la síntesis de un libro o de un cuento, o el resumen de un fragmento o de un texto que nos interesa. Para esta ficha ubicamos el nombre del autor y del libro o del cuento en la parte superior derecha. Debajo de la síntesis, escribimos los datos del libro.
·        FICHA ERUDITA O DE INVESTIGACION: También llamada ficha de citas o ficha textual, en ella copiamos los fragmentos que nos interesan  de un texto, tal como aparecen en él. A estas copias textuales se les llama “citas”. Se escriben entre comillas porque reproducen las palabras del autor. Usamos puntos suspensivos entre corchetes cuando omitimos partes del texto. En el margen superior derecha escribimos el tema y debajo de la cita, los datos bibliográficos y el número de página.

BIBLIOGRAFIA.
               BARONE LUIS ROBERTO, RODRIGUEZ CARLOS EDUARDO (1999) “Enciclopedia estudiantil de la gramática y la lengua” Ed. Rezza, León Gto. Méx.


10 TIPS PARA PREVENIR EL BULLYING

1. No le pidas a tu hijo que resuelva solo el problema y mucho menos con violencia, porque esto, lejos de solucionar el problema, puede ocasionar más estrés en los niños o adolescentes. Fomenta valores como responsabilidad, solidaridad, entre otros, con tus hijos.
2. Evita que en casa haya gritos, golpes o insultos, recuerda que los niños son un reflejo de los que viven en casa.
3. Enseña a tus hijos a controlar sus emociones e impulsos.
4. Determina límites en su conducta.
5. Relaciónate y conoce a los amigos de tus hijos.
6. Enseña a tu hijo a reconocer sus errores y a pedir disculpas si es necesario. Si comprobaste que tu hijo es un acosador, no ignores la situación porque seguramente se agravará, calmadamente busca la forma de ayudarlo.
7. Cuando se detecta un caso de bullying, los padres del niño o adolescente deben trabajar conjuntamente con la escuela para resolver el problema de una forma inmediata.
8. Habla con los profesores, pídeles ayuda y escucha todas las críticas que te den sobre tu hijo. Mantente informado de cómo la escuela está tratando el caso y los resultados que se están obteniendo.
9. Nunca dejes de demostrarle amor a tu hijo, pero también debes hacerle saber que no permitirás esas conductas agresivas e intimidatorias; además, deja muy claras las medidas que se tomarán a causa de su comportamiento.
10. Si efectivamente comprobaste que lo están acosando, mantén la calma y no demuestres preocupación, el niño tiene que ver en tu rostro determinación y positivismo.

BUSCA TU CAMINAR!!!!


Busca las herramientas necesarias para que encuentres tu propio caminar.

Comienza por disfrutar este nuevo camino de cada uno de tus sentidos, ve lo viable, no te cegues; descrubre la gama de colores que existe en tu propio océano, si observas con claridad verás que no solo resaltan los tonos azules, tambien los hay morados y de distintos verdes; sumérgete a las profundidades y descubre los miles de colores de su propia fauna y flora. Huele los aromas agradables, separa el olor a humedad de los diversos aromas de las sales.
Toca todo lo tocable, atrévete a detener al erizo. Esfuérzate por abrir la concha que se niega, siente las diferentes texturas del sinfin de peces que lo habitan; escucha tu propio ritmo y acóplalo a tus necesidades, desde el tenue reventar de las olas, hasta la más implacable de las tormentas, y si logras escuchar el camino de los vientos, podrás elegir rutas adecuadas. Siente desde tu interior como nunca sentiste, abusa de tus sentidos, y por favor, vive la bella experiencia de tu sensualidad. Enloquece de amor como enloquecieron los marinos ante el cantar de las míticas sirenas.

PROYECTO DE TIC´S 11

PROYECTO DE TIC´S 11

Aquí resulta importante, porque ayudará a precisar el objeto de estudio del presente trabajo de investigación, al analizar los medios didácticos, identificar los siguientes elementos:
El sistema de símbolos (textuales, icónicos, sonoros) que utiliza. En el caso de un vídeo aparecen casi siempre imágenes, voces, música y algunos textos.

El contenido material (software), integrado por los elementos semánticos de los contenidos, su estructuración, los elementos didácticos que se utilizan (introducción con los organizadores previos, subrayado, preguntas, ejercicios de aplicación, resúmenes, etc.), la forma de presentación y el estilo... .. En definitiva: información y propuestas de actividad.

La plataforma tecnológica (hardware) que sirve de soporte y actúa como instrumento de mediación para acceder al material. En el caso de un vídeo el soporte será por ejemplo un casete y el instrumento para acceder al contenido será el magnetoscopio.

El entorno de comunicación con el usuario, que proporciona unos determinados sistemas de mediación en los procesos de enseñanza y aprendizaje (interacción que genera, pragmática que facilita...). Si un medio concreto está inmerso en un entorno de aprendizaje mayor, podrá aumentar su funcionalidad al poder aprovechar algunas de las funcionalidades de dicho entorno. (Pere Marqués: 2011)
La distinción anteriormente expresada permite precisar que el objeto de estudio es un “entorno digital”, pues su propósito es proporcionar un determina sistema de mediación en los procesos de enseñanza y aprendizaje.
En la formación profesional los docentes del siglo XXI  preparan sus clases y elaboran sus materiales de enseñanza directamente en entornos y formatos digitales. La casi omnipresente tecnología basada en Internet, y especialmente de la Web, ha facilitado la distribución directa e inmediata a través de medios como el correo electrónico, servidores departamentales, páginas web personales de profesores o asignaturas, y cada vez más, mediante sistemas y entornos virtuales de apoyo a la docencia y el aprendizaje.
Estos medios de distribución digital han supuesto una mejora evidente en cuanto a la rapidez y eficacia en la transmisión de materiales, si bien no están exentos de limitaciones respecto a las posibilidades de difusión y acceso a los recursos, y plantean dificultades en el almacenamiento, permanencia, preservación y gestión de derechos de los contenidos de enseñanza y aprendizaje.
Los materiales digitales de enseñanza y aprendizaje generados o seleccionados por el docente, en muy pocas ocasiones se difunden a mayor escala que la de cada asignatura o curso, estableciéndose relaciones bilaterales profesor-alumno que no facilitan su reutilización. Los docentes o grupos de docentes son los que mantienen el control exclusivo sobre sus materiales, los almacenan en plataformas de aprendizaje en línea, discos duros personales o colectivos, o servidores web, y en general, ofrecen un acceso restringido y limitado en el tiempo (Davis, 2010, citado en Bueno de la Fuente 2011).
Es digno de destacar que, pese a que aún sigue existiendo docentes que se reúsan o no se resignan  a utilizar TICs en su tarea pedagógica, cada vez son más los que ya han dado el paso y están empezando a producir recursos digitales, aunque en la mayoría de los casos aún hay mucho terreno por recorrer para lograr que dicha producción tenga la calidad pedagógica y tecnológica suficientes.
Casos ilustrativos de lo antes dicho son, por ejemplo, los sitios Web personales de profesores –generalmente producto del esfuerzo personal y desarrollados sobre una base empírica, no sistemática– que a pesar de que muchos de éstos permiten su acceso público, sus páginas no suelen tener una difusión muy amplia, sus direcciones físicas o URL son poco conocidas, y rara vez son enlazadas desde otros sitios Web, por lo que su visibilidad en buscadores es limitada.
Estas Web docentes suelen ser muy inestables, se quedan rápidamente obsoletas, se producen cambios frecuentes en su URL, e incluso se suprimen. En las plataformas de aprendizaje en línea, la permanencia de los materiales también es escasa y poco controlada: los materiales se renuevan o no cada curso académico a decisión del docente, y dependiendo de sus necesidades puntuales en los distintos cursos académicos, o de los cambios en su relación con la asignatura en cuestión (cambios de profesor en una asignatura, e incluso cambio de institución del docente). Para los alumnos, una vez que una asignatura finaliza, se suele terminar su vinculación con la misma, perdiendo el acceso a los contenidos y viendo interrumpida la comunicación y la posibilidad de interacción y autoaprendizaje. (Bueno de la Fuente 2011).

Los docentes están realizando una importante inversión en tiempo y esfuerzo en la creación, mantenimiento y distribución de materiales digitales educativos, sin embargo, en las instituciones educativas no existe aún una práctica generalizada que aborde el almacenamiento, organización, difusión y preservación de los recursos de docencia y aprendizaje digitales producidos por su comunidad académica.