jueves, 31 de octubre de 2013

Cómo mejorar su calificación en la segunda fase a distancia del Taller de Comunicación Educativa II (primera parte)



1. Etiqueten sus entradas con su nombre propio, comenzando con su primero o único nombre, seguido de su segundo o hasta tercer nombre y sus apellidos paterno y materno. Recuerden que las etiquetas de las entradas respetan absolutamente los caracteres con que escriban su nombre, así sean faltas de ortografía, mayúsculas, minúsculas o cualquier otro elemento que no sea la coma y el espacio que separa a las etiquetas.

Les recomiendo que busquen en la lista de etiquetas, en el margen derecho del blog, la forma en que aparece su nombre, o más aún, si no aparece porque no están etiquetándolo en sus entradas.

Se tomará en cuenta que homologuen la forma en que aparece su nombre en el listado de etiquetas del blog, siguiendo el criterio especificado en el primer párrafo de este primer apartado (nombre(s) más apellidos). Para hacerlo, pueden entrar al modo de edición de sus entradas publicadas (icono de lapicito debajo de cada entrada) y en el recuadro de etiquetas (parte superior derecha del recuadro de edición de la entrada), escribir o reescribir la etiqueta con su nombre (borrando las variaciones incorrectas).

El objetivo es que la etiqueta con su nombre, correctamente escrito, permita que el blog despliegue, al hacer click sobre esa etiqueta, todas las entradas que han publicado y publicarán en adelante.

Explico, para cuando trabajen con sus alumnos con un blog, cuál es el procedimiento y sus ventajas:

Cuando sus alumnos etiquetan con sus nombres las entradas que publican, en la forma correcta y con la ortografía adecuada sin agregar caracteres adicionales (como puntos después del nombre, por ejemplo); el docente podrá hacer click sobre el nombre de cada alumno y de esa forma tendrá la siguiente información (que son criterios de evaluación):

Número de entradas publicadas por cada alumno (el listado de etiquetas proporciona ese dato entre paréntesis después del nombre etiquetado del alumno).

A propósito, un paréntesis. Es reclamo y no reflexión académica, el asunto de una supuesta contradicción entre evaluar por cantidad o por calidad, como si ambas características del trabajo escolar estuvieran contrapuestas.

Estaremos de acuerdo en que lo óptimo es mayor cantidad con mayor calidad y que lo más pobre es menor cantidad con menor calidad. Entre estos extremos se producen una serie de opciones que el maestro debe evaluar: ¿Qué es mejor, menor cantidad con mayor calidad o menor calidad con más cantidad?

El dilema está entre lo cuantitativo y lo cualitativo de la evaluación.

Hablemos mejor de cumplir con objetivos: ¿Con cuántas acciones se cumple un objetivo académico?

El docente en un grupo de estudiantes se encontrará con rifles teledirigidos y con escopetas (disculpen la metáfora en estos tiempos de tanta violencia en Michoacán, en México y en el mundo, pero estoy pensando, por ejemplo, en un cazador de güilotas):

Habrá quien dispare como francotirador y se baje una güilota por tiro, o dos o tres cada cuatro o cinco tiros. Es cuestión de puntería. El menos diestro necesitará una escopeta, y hasta una ametralladora, para tirar al azar y que la ráfaga de tiros dé con uno o más objetivos. Y aún así hay quien dispara hacia el cielo libre de aves volando…

Volviendo al tema que nos compete y para no perdernos en las metáforas: ¿menos entradas bien puestas son mejores que muchas más mal puestas?

Eso depende de otros criterios, “de contenido” sí, pero siempre orientado hacia el logro de objetivos.

Eso será motivo de otra reflexión pero, para empezar, necesitamos, indispensablemente, como se advirtió en la fase directa del curso, que etiquetemos adecuadamente nuestras entradas con nuestro nombre propio.

No es todo, pero es la puerta de entrada. La evaluación cuantitativa no es la más importante, pero es la primordial. De esta forma se evalúa: son pocas o muchas entradas (primer dato) pero, ¿cumplen sus objetivos?

Muchas o pocas. Es otro tema. Hablemos mejor de un promedio y en cuanto a la participación en el blog la experiencia indica que esos promedios están en relación con los grupos. Lo que en un grupo son muchas entradas en otro es el promedio medio y en otro más es la media más baja.

¿De qué depende el índice de participación si el curso es el mismo, el docente es el mismo y la variante independiente son los grupos mismos, las personas que los conforman, ni siquiera las especialidades (porque entre Español o Ciencias Sociales “A” y “B” pueden darse diferencias importantes)?

Tampoco me extraña que un grupo que se manifiesta poco participativo en el curso directo y hasta conflictivo, de repente repunte en la fase a distancia con muy buenas aportaciones individuales.

A manera de hipótesis he pensado que en la fase presencial hay elementos, personas, que inhiben la participación abierta de buena parte de sus compañeros. Determinan el ambiente de aprendizaje aportando elementos que bloquean y hasta violentan las relaciones educativas.

En otras palabras: estudiantes muy brillantes que no se hacen escuchar en el aula, se manifiestan plenamente en su trabajo a distancia, aun con comentarios a la participación de sus compañeros (habrá que considerar que la interrelación comunicativa es selectiva, lo que la propicia, en este supuesto, mientras que en el aula cualquier participación es, necesariamente, compartida a todo el grupo).

Estoy interesado no solamente en que obtengan mejor acreditación en materia de calificaciones sino en que asumamos con plenitud nuestra responsabilidad como docentes en pleno siglo XXI, con tecnologías que están abriendo nuevos escenarios en que debemos estar.

Con un saludo cordial para todos.

LCC Jaime Ramos Méndez
Docente del curso
Administrador del Blog.

Continuará…

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