Un elemento clave para la adquisición de una buena ortografía es la exposición a una buena lectura. ¿Por qué? Porque el don del lenguaje se desarrolla en esta secuencia:
1. Oír
2. Repetir (hablar)
3. Leer
4. Escribir
Aun antes de poder hablar, el niño pequeño oye sonidos y atribuye significado a ellos. Posteriormente, los imita y empieza él mismo a hablar. Más adelante aprenderá que esos sonidos tienen una representación gráfica en la forma de letras, y que las letras pueden unirse para representar palabras. Al hacer la correcta asociación entre símbolos escritos (letras) y sonidos, el niño habrá aprendido a leer. Finalmente aprenderá a escribir él mismo lo que ha aprendido a leer.
Pero todo esto involucra imitación.
Ahora bien, si el niño aprende en forma consistente que la palabra que significa vedar, o no permitir, se escribe "proivir", de esa manera la escribirá. Pero si siempre ve escrita la palabra "prohibir" aprenderá esa forma de escribirla.
Posteriormente podrá aprender por qué una forma es correcta y la otra incorrecta, y que la forma correcta tiene relación con el origen latino del vocablo (prohibere).
Una ortografía correcta facilita la comunicación. Si leemos, por ejemplo, "El niño tenía una rosadura," la comunicación no será tan efectiva como lo sería si se hubiera empleado una ortografía correcta; habrá incertidumbre en el lector con respecto al significado. No sabremos si se quiso hacer alusión a una flor rígida, y las palabras no fueron separadas correctamente, o si se hacía referencia a una herida superficial en la piel, una condición dermatológica. Pero si se escribe la palabra "rozadura", entenderemos que es la acción y efecto de "rozar", siendo la raíz una palabra escrita con z.
Hay, pues, dos recomendaciones que podríamos hacer para quienes deseen mejorar su ortografía o la de sus hijos:
- Leer material escrito con buena ortografía. Esto posiblemente descartaría de entrada la mayoría de los diarios de las principales ciudades de nuestro país.
La Biblia es una buena fuente a la cual podemos acudir para encontrar no sólo los pensamientos eternos de Dios, sino también una ortografía castellana correcta. Aquí se conjuntan los aspectos de contenido y forma: el contenido es espiritual y trascendente, pero se ha plasmado en una forma lingüística que en términos generales representa un buen uso del idioma español. Leamos, estudiemos y memoricemos la Biblia.
- Para alumnos avanzados o adultos, puede ser útil el uso de un breve estudio de etimologías griegas y latinas, que nos recuerdan las raíces de nuestro idioma y proveen una guía lógica a la buena ortografía.
La capacidad ortográfica de nuestros hijos es un producto de los insumos con que se alimentan. Esforcémonos por cultivar en ellos el hábito de la lectura y proveámosles de material de lectura de calidad.
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