El afecto no debe expresarse con altas dosis de cuidados sin
fundamentos, porque puede perjudicarse la socialización de sus hijos. Desde el
momento en que los padres ven que sus hijos tienen una gran avidez por conocer
y descubrir el mundo que los rodea, empiezan a implementar en sus hogares una
serie de medidas de seguridad para evitar que los pequeños se hagan daño.
Claro, por ningún motivo hay que descuidarlos y es indispensable
prevenir accidentes; sin embargo, se debe tener en cuenta que no hay que
coartar el desarrollo de los niños ni sobreprotegerlos. Por eso, aquí les
proporcionamos medidas claves y útiles para que no caigan en ningún extremo. El
sicólogo infantil Luis Alberto Rengifo sostiene que para no cometer errores en
términos de la seguridad de los niños es indispensable tener claridad sobre lo
que significa la seguridad infantil. “Esta se refiere a todas aquellas acciones
o actividades que deben tener los padres y cuidadores hacia el bienestar de los
niños, con el fin de asegurarles salud y un crecimiento sano física y
emocionalmente”. En ese sentido, subraya que la seguridad no debe ser solamente
para el contexto de casa, sino que debe prevalecer en otros espacios de
desarrollo del niño.
Enseñar qué es un peligro“No se debe caer en excesos que alejen al
niño de la realidad, sino generar en este las habilidades necesarias para
evitar el peligro; por ejemplo, las rejas de las escaleras son muy buenas para
cuidar que el niño no se ruede, pero son pésimas si se trata de que el niño comprenda
que debe organizar su marcha de una manera diferente para no caer por ellas”,
dice María Isabel Guerrero, sicóloga infantil. Por eso, en muchas ocasiones,
los niños que tienen un entorno extremadamente protegido son más propensos a
sufrir accidentes en los ambientes que no lo están (en lugares públicos,
especialmente).
Rengifo añade que los padres deben enseñarles a sus hijos a responder
por su propia seguridad de un modo claro, con un lenguaje sencillo, directo
sobre el tema y sin exagerar las situaciones. De hecho, después de que un niño
ha aprendido a caminar, los padres suelen utilizar rejas para que no alcancen
las escaleras. “Lo que los padres no saben o no entienden –dice– es que con una
buena vigilancia y un buen nivel de instrucción, los niños pueden aprender a manejar la subida
y bajada de las escaleras sin riesgos altos de accidentes. Aquí podemos
analizar que uno de los aspectos que más obstaculiza en el niño el desarrollo
de conductas de autocuidado es la sobreprotección de los padres, la cual se da
por los miedos de ellos a que sus hijos sufran algún tipo de accidente”. En ese
sentido, Guerrero, sicóloga infantil, asegura que es muy importante que los
padres sean realistas cuando les hablan a sus hijos de los peligros que pueden
enfrentar, pues en vez de generar
prevención podrían hacer que el niño entienda que en su entorno hay demasiadas
amenazas y podrían volverse temerosos e inseguros. De ese modo, estos excesos
en la protección generan a largo plazo más riesgos para el pequeño, ya que no
sabe cómo reaccionar ante los peligros y puede presentar conductas de miedo e
inseguridad, que lo hacen vulnerable a los peligros sociales. Por ello, frente
a este tipo de situaciones, la mejor defensa que puede tener Un niño es la
prevención y el desarrollo de la autonomía para que sea él mismo quien propenda
por el autocuidado y la independencia frente a las exigencias y peligros del
entorno. “Los padres amorosos que son capaces de hablar a sus hijos de las
diferencias entre lo bueno y lo malo, lo que les hace bien y lo que les hace
mal, son padres cuyos hijos aprenden desde muy temprana edad a protegerse a sí
mismos”, señala María Isabel Guerrero y añade que el ejemplo es muy importante
para evitar dificultades. Ahora bien,
cuando los padres quieren hacer más completas sus explicaciones, pueden
ayudarse de láminas que muestran los comportamientos adecuados y los comparan
con los inadecuados, lo cual puede favorecer al entendimiento de los
peligros.
Recomendaciones
María Isabel Guerrero, sicóloga infantil, asegura que la principal
recomendación para que un entorno sea seguro es que los niños siempre estén
acompañados por un adulto responsable, puesto que de nada sirve tomar medidas
de seguridad o controlar los espacios sin la adecuada supervisión. Implementar medidas de seguridad en casa, sin
que esta se vuelva un ‘campo minado’ de rejas y trampas para los adultos, que
al final no les enseñan a los niños los peligros, sino que simplemente les
evitan comprender que hay riesgos de los que tienen que cuidarse. Emplear el
sentido común, que es en muchas ocasiones la mejor manera de evitar accidentes.
Los padres deben confiar en las
capacidades de sus hijos, conocerlos bien, medir los riesgos y permitir que
desarrollen sus habilidades sin coartarlas. Los padres, en equipo, deben fortalecer la
autonomía e independencia de sus hijos, para que aprendan a cuidarse, a tomar
sus decisiones y tener el criterio para diferenciar entre lo que le hace bien y
lo que le hace daño. Evitar que las
actitudes sobreprotectoras interfieran con la creatividad, el aprendizaje y el
libre desarrollo de la personalidad. Por Melissa Serrato RamírezRedactora ABC
del bebé
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