Navidad es una fecha en la que los padres se pueden valer para
reforzar buenas conductas en sus hijos, como el trabajo en equipo, la
importancia de la familia y el valor de los regalos.
Los pequeños suelen hacer pedidos que incluyen juguetes de moda,
muchas veces los más costosos. Esta es la oportunidad para que aprendan que no
se les puede dar todo lo que piden y los beneficios de la frustración en la
crianza.
¿Por qué decir ‘no’?Si un niño recibe todo lo que quiere y sus padres
se acostumbran a librarlos de responsabilidades y a hacer todo por ellos, están
formando un ser intolerante a la frustración. “Si uno le da todo, si le
concede, le permite y no le exige nada, el niño va interiorizando una idea: si
mis padres, a quienes amo, respeto y desean lo mejor para mí, me dan esto, los demás deberían permitirme
todo también, como los jefes, que no deberían dar órdenes”, explica la sicóloga
María Cecilia Betancur.
Pero si hay negativas de vez en cuando, el niño tendrá un sentimiento
que se produce cuando sus expectativas no son satisfechas. “Esta sensación es
normal, todas las personas experimentan cierta dosis de frustración
cotidianamente, incluidos los niños”, aclara la sicóloga de familia María Elena
López.
Y esa sensación tiene aspectos positivos en la crianza, porque de
acuerdo con esta experta, el experimentarla les ayuda a formar su autonomía, la
individualidad y dependencia de los adultos. “Cuando quiere hacer las cosas por
él mismo y no lo logra, la molestia que esto le produce lo impulsa a intentarlo
de nuevo y así avanzar en su proceso de aprendizaje”, añade la experta.
Para el terapeuta de Construir Familia Felipe Parra, la frustración
está ligada a las de sus padres. Por ejemplo, si estos no cuentan con historias
significativas o positivas de la Navidad en su infancia, será este aprendizaje
el que transmitirán a sus hijos. A pesar de esto, hay pequeños que pueden
sacudirse de historias familiares negativas y asumir sus procesos personales de
manera independiente. “La resiliencia es la capacidad que tienen algunos para
recuperarse de situaciones traumáticas y a largo plazo se convierte en una
fortaleza para resolver una situación crítica ante la vida”, dice este experto.
Esa resiliencia se fortalece cuando los padres saben cómo decir ‘no’.
Los especialistas coinciden en la idea de justificar cualquier negativa que se
les da, no imponerla; así, los niños no harán pataleta y entenderán la
situación. “La razón no debe ser: ‘porque soy tu papá y se hace lo que yo diga’
”, dice María Cecilia Betancur. Los padres deben ser coherentes y explicar las
razones con claridad y lógica. No es apropiado que ellos hagan lo que a los
niños se les prohíbe. Además, debe hacerse con una voz amorosa, pero con
autoridad, para orientar la conducta del pequeño.
Pero, si por el contrario, se le evita cualquier dosis de frustración
y se le exime de esfuerzos, se incurre en un gran error en la crianza, pues
“perjudica su capacidad para enfrentar los retos normales de la vida”, aclara
María Elena López.
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