La crisis de 1994-1995 hizo imposible que muchos pagaran las
deudas que tenían los bancos. Así, las instituciones financieras se quedaron
con activos financieros chatarra y alguien tenía que pagar los platos rotos.
El Fobaproa compró esos
créditos incobrables, luego se convirtió en deuda pública y ahora los pagamos
todos.
Hoy el periódico Excélsior publica una nota muy interesante
en portada: "Impagable, la deuda del rescate bancario". Una
afirmación fuerte, pero que nace de una sencilla pregunta: ¿cuándo vamos a
dejar de pagarla?
Cuando se creó el IPAB, el costo ascendió a 687.844 millones
pesos, cifra que no se ha reducido en casi 14 años, sino que se ha incrementado
a 818.715 millones de dólares.
¿Cómo es posible que esto pase? La estrategia que el
gobierno ha seguido en estos años es pagar el componente real de los intereses.
Esto quiere decir que en sí la deuda no se está pagando, sino sólo los
intereses, lo que implica que, al no reducirse el capital de la deuda, los
intereses que se generan son sobre capital y los intereses.
Si nos dedicamos a pagar sólo los intereses sin reducir la
deuda, estaremos pagando para siempre.
¿Qué se puede hacer? La propia publicación dice que la
Auditoría Superior de la Federación pidió que la deuda del rescate bancario se
asuma como pública, lo que permitiría abaratar las comisiones y los intereses,
al ser garantizada bajo el gobierno federal directamente.
¿Por qué se paga tan poco del rescate? De por si los
recursos del gobierno son limitados, por lo que pagar más de la deuda del
rescate bancario implicaría dejar de destinar recursos a otras actividades que
pueden resultar más productivas (en teoría).
La nota toma relevancia por el momento en que se publica,
cuando se discute el presupuesto. Destinar un poco más de recursos o replantear
la estrategia es necesario para que esta deuda no se eternice.
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