Es necesario que se formen
docentes capaces de conocer a fondo su lengua y su cultura, y de enseñarla y
producir en ella. La lengua se estudia a propósito de la cultura. Se
introducen temas clave de la cultura:
las fiestas, el matrimonio, los mitos originarios, el saludo, el maíz, etc.
Mediante el método meyéutico, con muchas preguntas, después de la
introducción los alumnos se van a sus
comunidades a investigar con sus parientes y sus ancianos y/o a sistematizar lo que ellos ya saben de la cultura.
Escriben sus respuestas, unos en purépecha y otros en español. El uso de la lengua oral y escrita , en purépecha y en español- se corrige y se explica por qué se dice así y no de la otra manera, o por qué se escribe así y no de otra forma.
En este proceso se logran muchas cosas: los alumnos profundizan en el conocimiento de sus cultura y en el aprecio por ella – en el orgullo de su propia identidad- aprenden a hablar y a escribir su lengua y el español correctamente.
Es necesario letrar los ambientes bilingües con portadores de textos bilingües . Esta tarea tiene que ser, necesariamente , paralela a la de la alfabetización. Una experiencia reciente es interesante, paralela a la de alfabetización.
Orientar las acciones en varios sentidos, haciendo
relevantes elementos de la escuela que parecen no serlo fuera, como puede ser
la lectura y la escritura, por ello hay que desplegar acciones educativas en varios
sentidos, por un lado, el trabajo con los padres, con los profesores y con los
mismos niños y niñas, y por otro lado, el ofrecer oportunidades diversificadas
en varios sentidos: un ambiente alfabetizador más pertinente a sus necesidades
de información, es decir, el “letrar” los espacios posibles donde los niños
circulan, y letrarlo con ellos y ellas; el generar prácticas de uso de la
lengua escrita con esos diferentes textos que pueden circular fuera Carteles,
periódicos murales, periódicos propiamente dichos deben circular en lengua
indígena y deben, entre otras cosas,
tratar temas culturales. La cultura
misma del ser objeto de consumo de indígenas u no indigenismo de la escuela y
que les permita acceder a información. Todo lo anterior a partir de talleres y
de las acciones específicas de la escuela. En función de lo anterior y
considerando las cuatro fases propuestas en los proyectos, así como la metodología de investigación-acción,
se está indagando qué entienden los niños por leer y escribir, por aprender y
por escuela, así como qué y cómo leen y escriben, qué hay disponible para
leerse, qué prácticas se generan en las comunidades, qué hacen los niños para
aprender, qué debería hacer y el tipo de apoyos que deberían recibir. En cada
fase hay un proceso reflexivo orientado a replantearse las acciones, a pensar
teóricamente le he encontrado, a dialogar con los actores del proceso y a
generar las nuevas acciones.
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