Día de San Juan Bautista; fiesta del patrón del pueblo; regocijo desbordante en los niños, jóvenes y ancianos, manifestado en el ruido de los cohetes, en las interpretaciones musicales de dos bandas contratadas exprofeso y en la bebida alcohólica, indispensable en esta fiesta, como en todas las de este pueblo Purhépecha. Los gritos y los aplausos se sucedían cuando por la tarde del día 23 de junio aparecían los 8 protagonistas: el alférez, el capitán, el gran turco, el sargento, y los cuatro soldados, quienes lucían calzoncillos de franela, atrás un capotillo de tela fina un turbante en la cabeza, arreglado de una manera especial y del cual tendían tres mascadas o paliacates hacía adelante, rematando el turbante con una media luna dorada listones colgados; espuelas en los zapatos, y los soldados, con collares de cascabeles. Moros y soldados, el día de la fiesta -24 de junio- recorrían las casas de los principales cargueros del pueblo: el mandón. El mayordomo, el fiscal y otras personalidades, a quienes les presentaban lo mejor que tenían de su baile, recitando al mismo tiempo loas, que era una especia de discurso alusivo a la festividad que se celebraba. Espectáculo que se remontaba a los tiempos medievales allá por el siglo XII. Cuando los sarracenos dominaban en España. Danza que duraba en San Juan, 8 días siendo los cargueros en turno los que salían al frente de todos los gastos durante los días de la fiesta, con sus deplorables consecuencias, razón por lo cual ha dejado de existir ya en este pueblo Nuevo, aunque con lamentaciones y recuerdos de muy pocas personas.
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