DIEZ
ESCRITORES QUE ABANDONARON LA ESCUELA
Por Daniel
Morales
Mientras
hay quienes dan por hecho que si se aprende a leer y escribir ya no es
necesario asistir a la escuela, para otros es importante matricularse en
instituciones educativas y adquirir los conocimientos que, de otra forma, creen
no poder encontrar. En el mundo de las letras los escritores han dedicado gran
parte de su vida al estudio de la palabra, pero mientras muchos son reconocidos
por su Alma Mater para demostrar la calidad educativa de su escuela, existen
importantes literatos quienes abandonaron los programas educativos por
diferentes circunstancias, incluso, hay algunos quienes no llegaron a pisar una
universidad. Mientras algunas escuelas
prometen dar las herramientas necesarias para hacer de sus alumnos el próximo
Borges o Faulkner, estos no terminaron una carrera universitaria. Quizá la
mayor regla de los escritores sea aquel consejo general: Si quieres ser
escritor, nunca dejes de leer y nunca dejes de escribir.
Octavio Paz

Charles
Dickens

Dickens
abandonó una educación privilegiada a los 12 años y comenzó a trabajar en una
fábrica de betún siendo aún un niño, esta experiencia se ve reflejada en muchos
de sus trabajos, y aunque años después retomó sus estudios, para ese momento ya
tenía publicadas joyas de la literatura universal como Oliver Twist.
Roberto Bolaño
El escritor chileno quien escribiera una de
las mejores novelas mexicanas de todos los tiempos, Los detectives salvajes,
encontró en las letras la manera de liberarse de un mundo sumido en la
represión. Hijo de una familia de clase media baja, concluyó sólo su educación
secundaria pero no su amor por los libros. A los dieciséis años, ya en la
ciudad de México, abandonó definitivamente la escuela para convertirse en
escritor autodidacta y leía desde thrillers policiacos, hasta clásicos griegos.
Ray
Bradbury

José
Saramago
El premio
Nobel de literatura 1998 fue hijo de campesinos sin recursos para costear su
educación; estudió en una escuela
técnica con pocas materias humanistas pero, a la par, Saramago estudió los
pocos textos clásicos que pudo, líneas que hasta sus últimos días pudo recitar
de memoria a la perfección. A los 22 años publicó su primer novela sin éxito y
dejó la pluma por más de veinte, fuera de escasos trabajos como crítico o
periodista, no escribió una sola línea. Fue hasta 1976 que se dedicó
exclusivamente a la literatura y 20 años después obtuvo el mayor galardón de
las letras.
Jack
Kerouac

Mark Twain
En ese entonces era conocido como Samuel
Clemens, su padre había muerto a los once años y tuvo que dejar los estudios
para comenzar a trabajar como aprendiz en una imprenta de periódicos, después
se convirtió en tipógrafo. Mientras publicaba algunos bosquejos cómicos en los
periódicos, visitaba la librería pública por las tardes, allí aprendió todo lo
que necesitaba, y gracias a su gran sentido del humor, su pasión y habilidad
con las letras, se le reconoce como a uno de los mejores escritores
estadounidenses.
Jack London
Otro que dejó la educación formal a muy
temprana edad. A los trece años comenzó una vida “nómada” en la que tuvo muchos
y muy diferentes trabajos; todo eso lo alternaba con una vida literaria
intensa, leía todo lo que podía. Años después cumplió uno de sus más grandes
sueños: entrar en la Universidad de California, pero la falta de dinero lo
obligó a truncar sus estudios y a nunca terminarlos, aun así persistió con el
sueño de convertirse en escritor, el que nació cuando leyó la novela Signa, en
la que un campesino italiano sin estudios logra convertirse en compositor de
ópera.
Jorge Luis
Borges
Uno de los
artistas que estaba destinado a su profesión, sabía leer y escribir desde los
cuatro años, a esa edad escribió su primer relato y un ensayo sobre mitología
griega; a los nueve años tradujo al español El príncipe feliz, de Oscar Wilde.
Su educación formal comenzó hasta esa edad, pero se vio interrumpida después
del bachillerato. No era sorpresa que Borges estuviera encaminado a la
grandeza.
Harper Lee
La autora de un clásico llamado To kill a
mockingbird vivió convencida de querer ser escritora, abandonó la carrera de
derecho sólo un semestre después de haberla comenzado y se mudó a Nueva York
para cumplir su sueño. Es irónico que después de publicar su primera novela se
retirara de las letras y se negara a dar entrevistar gran parte de su vida.
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