martes, 4 de marzo de 2014

ENSAYO DE LA PEDAGOGÍA DE LA ESPERANZA

     

PEDAGOGÍA DE LA ESPERANZA

En esta obra, Paulo Freire propone crear una pedagogía de la esperanza que supere la pedagogía del oprimido, por lo que sintetiza los grandes temas gestados en medio de las luchas sociales que convulsionaron a América Latina y a los pueblos del Tercer Mundo, y que provocaron las reflexiones sobre la necesidad de sobrevivir y de vencer el agobio de la dominación.
     La obra es también una prueba de fortaleza de parte de una generación que resistió al sometimiento y que extrajo de las vicisitudes y de las persecuciones el coraje para trabajar en la transformación social.

 Paulo Freire,  habla de la esperanza como una necesidad ontológica, lo que nos mueve, lo que nos marca una dirección. Sin embargo, dice que aunque necesaria no es suficiente para transformar la realidad. La desesperanza nos anula y para vencerla hay que analizar el por qué de esa desesperanza. Dice que no basta sólo comprender para transformar, igual que no basta sólo con la esperanza. 
Es como cuando un carpintero hace un mueble, sabe cómo será, lo tiene en su cabeza, pero hasta que no lo hace no toma verdadera forma.
     Freire pone de manifiesto la necesidad  de la esperanza, a pesar de que el mundo en el que vivimos no se las considera útiles. Defiende que la educación  es política y se defiende de los ataques recibidos por su politización, poniendo al descubierto la falsa neutralidad de sus críticos.
     Pensar que la esperanza sola transforma al mundo y hacer las cosas pensando en que así será es un modo bueno de caer en la desesperanza, en el pesimismo.
      Por eso ahí nos da un consejo y dice que  una de las tareas de nosotros como educadores, es descubrir las posibilidades de cualquier obstáculo para la esperanza, sin la cual poco podemos hacer, sin esperanza no hay lucha.

     A lo largo del texto, va intercalando recuerdos de momentos vividos  sobre la educación,  infancia y adolescencia aquello que ha hecho que piense y sienta de una manera, especial  para reflexionar sobre todo el proceso, que le llevó a la pedagogía del oprimido.
     Resalta la importancia de que no se trata de educar al pueblo, sino de educarse con él, idea a la que vuelve a menudo, por su relevancia en la forma de entender la educación desde una perspectiva libertadora y no bancaria.


     Nos habla sobre la complejidad  de las personas, de la  cantidad de cosas    que tenemos y que a veces nos hacen perder la confianza en nosotros mismos. 
       Esto lo relaciona con su exilio con ese sentimiento de desesperanza que sintió.
     La alfabetización popular no puede ser vista ni como una obra de beneficencia sino como un derecho del pueblo, como un compromiso de los sectores. Hay países con fuerte tradición de escuelas públicas  de excelente calidad con docentes altamente profesionales.

     Marchamos hacia un cambio de la propia función social de la escuela, la llamamos a esa nueva educación,  educación popular  no porque ella este destinada solo a las clases populares, sino, como vimos, por el carácter popular, socialista y democrático que tal concepción contiene.
     De alguna cosa si estoy segura que en nosotros esta el cambio, y que todos debemos poner de nuestra parte.
      En mi opinión esta  crisis es solo un reflejo de la falta de valores tanto como de estudiantes, núcleos familiares y en algunos casos la falta de compromiso de profesores.
       Partiendo de los estudiantes, faltos de iniciativa propia para mejorar calificaciones, estudiantes sin una cultura de la lectura, impuntuales a horarios de clases, al no entregar tareas, etc.
     Sin embargo la misma familia ha sufrido crisis, cada vez hay más divorcios y falta de comunicación entre la familia, por lo tanto los niños y jóvenes crecen en ambientes faltos de autoridad, los valores mismos de los profesores son otros, falta de autoridad para con los alumnos.
     Desde los maestros que solo acuden a los salones de clases a ocupar una silla y regalar calificaciones hasta los que dejan que los alumnos pasen por encima de su autoridad son puntos clave para esta crisis educativa.
     Si los maestros que son los guías de los alumnos no asumen el compromiso que conlleva este, difícilmente podemos hablar de una recuperación por el interés de los alumnos por el estudio, y así crear personas pensantes.

     Yo propondría un plan para concientizar a los padres de familia, convencerlos que para salir adelante no hay nada mejor que la preparación, que manden a sus hijos a la escuela, que a su vez  apliquen métodos filosóficos al momento de educar a sus hijos, claro aparte de métodos cívicos, morales, éticos etc. Fomentar una educación plena, reforzada de los avances tecnológicos usados como herramientas fundamentales y no como elementos de distracciones. 

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