En el curso de una vida adulta , he sido testigo de los diferentes accesos a la información -y procesamiento posterior- por parte de mis alumnos. Hubo un tiempo -ya lejano- en que los estudiantes habían de consultar enciclopedias para buscar información. Para ello habían de ir a bibliotecas y copiar fragmentos que luego utilizaban en sus trabajos. Con frecuencia nos quejábamos del ejercicio que hacían de copiar sin comprender lo que habían escrito, de modo que teníamos que ingeniárnoslas para plantearles preguntas que supusieran una necesaria interrelación y contraste de ideas y de datos. Los muchachos habían de memorizar contenidos para saberlos expresar posteriormente en sus exámenes y trabajos. Se producía una gimnasia mental que dividía claramente a aquellos alumnos que pensaban de los que se limitaban a aprenderse las cosas de memoria sin entender en profundidad.
Ha pasado el tiempo, y la revolución tecnológica ha dejado obsoletas a todas las enciclopedias físicas. Ya ningún alumno se molesta en ir a la biblioteca a cotejar datos o buscar bibliografía sobre algún tema. Tenemos a nuestra disposición la más fabulosa herramienta buscadora de información de todos los tiempos: google. Estamos en la era google,buscador que se ha convertido en una extensión física de nuestra memoria. Sabemos que podemos encontrar cualquier dato que necesitemos en un clic. No es necesario por tanto memorizar. De hechomemorizar se convierte en una operación apenas frecuentada por nosotros como adultos y, por supuesto, por nuestros alumnos. Incluso se ha ensalzado por una corriente pedagógica que no es tan importante conocer los datos sino saber cómo encontrarlos sin necesidad de retenerlos. ¿Es necesario saberse las capitales del mundo si las podemos encontrar en décimas de segundo en el buscador de google? ¿Es necesario saberse las tablas de multiplicar teniendo a nuestro alcance calculadoras en cualquier dispositivo?
¿A qué hábitos se están acostumbrando nuestros alumnos desde mi punto de vista? A pesar de que yo les planteo con insistencia cuestiones que necesitan de una reflexión para ser contestadas, ellos buscan la operación sencilla del "copia y pega" tomando como eje generalmente la wikipedia, enciclopedia en la que podemos encontrar cualquier tipo de información sobre casi cualquier tema. El problema es que los alumnos de antes hacían un ejercicio físico de copia de una enciclopedia física mientras que los de ahora no necesitan copiar físicamente. Sólo tienen que darle a Control+C y Control+V para apoderarse de cualquier idea, que es incorporada sin que se comprenda el significado de muchas palabras utilizadas o, en el peor y más frecuente de los casos, sin haber leído siquiera ni intentado entender qué dice el fragmento copiado. Claro que se les pueden poner preguntas sencillas que impliquen que se lean el texto y que lo comprendan, pero mi experiencia en los niveles en que estoy es que no entienden lo que leen, o tienen graves dificultades para hacerlo. Por ello, son aficionados a los ejercicios mecánicos en que no es necesario ninguna actividad cerebral.
Google es la herramienta más prodigiosa que se pueda imaginar, pero nos hace también vagos si no la sabemos utilizar. Nos acostumbramos en nuestra vida como usuarios de internet a búsquedas parciales y superficiales. Ya no leemos obras enteras sino que consultamos extractos o una serie de citas que resumen el contenido de libros, filosofías o ideas complejas. Vivimos de ideas condensadas y nos apasiona el mundo de Twitter en que cualquier idea compleja puede ser expresada en 140 caracteres y ya no imaginamos que algo tenga un desarrollo más amplio pues nos parece tedioso. Vivimos picoteando aquí y allí, recibiendo gigabytes de información variada y múltiple que no podemos procesar más que superficialmente. Vamos de un sitio a otro incapaces de retenernos en un planteamiento o una idea. Somos dispersos y superficiales, enamorados del zaping de ideas y de la banalización de cuestiones profundas.
Si esto nos pasa a nosotros como adultos que procedemos de una formación clásica en que la memoria tenía su valor y el pensamiento todavía estaba vigente, ¿qué no pasará a estos adolescentes que sólo han conocido el acceso a la información a través de google, y que se están habituando a que pensar es el más terrible de los suplicios? ¿Y cómo podrán expresar la complejidad de cualquier asunto cuando los ejercicios de redacción y exposición de un tema les plantean dificultades insalvables para sus capacidades expresivas, así como para la velocidad a que están habituados a vivir? ¿Tiene algún sentido ser capaces de ordenar las ideas y expresarlas de un modo coherente y adecuado? Sabemos que mucho, pero es la misma noción de orden asimismo la que está afectada: orden gramatical, orden ortográfico, orden léxico, orden tipográfico, orden de ideas, de categorización (de jerarquía, de subordinación)...
El desorden de google debería suponer e implicar una ordenación previa de nuestra mente. En nuestro caso, como adultos y profesores algunos, hemos de observar que hemos sido afectados también por este continuo salto entre enlaces hipertextuales que hace perder la noción de jerarquíasi uno no la posee suficientemente. Lo vemos en los desordenados debates en televisión, en nuestras conversaciones apresuradas, en la conformación de toda la información en tweets para comentar cualquier aspecto de la realidad. Nos quedamos en la superficie, en micronodos de información, que se enlazan unos con otros de modo caótico.
Este es el mundo en que se mueven los jóvenes a que yo doy clase: un mundo en que la memoria, la comprensión de ideas, el orden, la jerarquía, el sentido de la copia, están profundamente afectados por un modo vertiginoso, fragmentario y asistemático de contemplar la realidad que se muestra como una acumulación desordenada de bites de información que no saben encontrar su lugar ni los mecanismos para establecer relaciones causales entre los procesos reflexivos.
El caos surfeando en naves espaciales.
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