El
universo ilustrado de Tamara Durán
Por
Mónica Careaga
Desde
las bases de la pedagogía artística, formar a los más pequeños en las artes
contribuye a cultivar las posibilidades creativas que le ayudarán cuando se
convierta en un adulto. El pintor austriaco Franz Cizeck fue pionero en el
desarrollo de un modelo de escuelas de arte para niños al descubrir en ellos la
espontaneidad y el encanto de la expresividad que les era otorgado por la
libertad.
Este
desenvolvimiento de los niños se distingue por la técnica expresionista que
vuelcan cuando utilizan las manos para pintar, así la mano se convierte en un
“segundo cerebro” que le sirve para ejercer su libertad de acción y potenciar
su capacidad creativa. El arte es por ello una ruta indispensable en la
formación de la personalidad en los niños, pues les exige ser todo cuanto
son y permite mirar hacia el interior de
una identidad hasta entonces sin referentes estéticos o elementos
intelectuales; el niño fortalece su capacidad de creación artística al
exteriorizar su universo más íntimo, todo lo que lo construye y que lo hace,
ante todo, un ser humano.
Numerosas
investigaciones y la creación de escuelas y asociaciones a favor de la
educación artística en los planes de estudio, desvelan la importancia y la
preocupación que a lo largo de la historia ha existido por hacer del arte un
común en la vida del hombre desde pequeño. Del otro lado están quienes en su
papel de formadores se ven implicados en la necesidad de ofrecer productos y
temas de calidad a los niños para propiciar un gusto por el arte. En este
camino está Tamara Durán, ilustradora convencida de que son los niños quienes
pueden acceder primero a la experiencia artística por su capacidad de asombro,
la tarea es formar espacios propicios para que esto suceda.
Desde
el universo de la ilustración infantil, Tamara ve en la disciplina un
acercamiento sensible con el público más exigente: los niños. A través de
dulcísimos personajes, la española no busca mas que recrear pequeños mundos que
construye de su propia historia; trae de vuelta la tradición oral y los cuentos
populares por medio de sus ilustraciones en colores vibrantes y de valiosos
detalles Los
días crudos se convierten en la materia prima de su producción artística.
Todo
cuanto sucede se reduce, literalmente, a una historia de personajes de
caricatura, de rostros cuadrados y ojos grandes; su trabajo como creadora de
mundos gráficos constituye una iconografía de las capacidades de los niños en
cuanto a su relación con la estética en la llamada “primera infancia”: sobre
distinguir lo bello en lo simple, encontrar agradable escenas que le resulten
cercanas por referirse a actividades que realizan o en asociar lo bueno con lo
bello.
Espero que les agrade este articulo
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