jueves, 24 de octubre de 2013

la poesía y la música. Carlos Maciel


Hola: les comparto este texto interesante, que permite apreciar la belleza de la poesía y el arte.
Poesía y música activan las mismas zonas


Se descubrió que...Luis González de Alba



Un estudio de la Universidad de Exeter en el Journal of Consciousness Studies del 9 de octubre, encuentra que las regiones cerebrales que se activan al escuchar música se activan también con la lectura de poesía; pero no con la de prosa. Las imágenes cerebrales se observaron por medio de fMRI (resonancia magnética funcional). A nadie se le había ocurrido mirar el cerebro en funcionamiento bajo estas dos modalidades. Adam Zeman, un neurólogo cognitivo de la University of Exeter Medical School y sus colegas leyeron a voluntarios un manual de calefacción, pasajes de novelas y sonetos, tanto fáciles como difíciles, así como poesía popular. Y vieron los mapas cerebrales activados.
“Algunas personas suponen que es imposible reconciliar ciencia y arte, pero nueva tecnología para imágenes cerebrales nos dice que estamos ante un creciente cuerpo de evidencia de cómo el cerebro responde al arte”. Creo que Zeman et alii no han leído una maravilla titulada: Gödel, Escher, Bach, de Hofstadter. La Ofrenda Musical es una serie de fugas escritas por Bach a partir de un trozo melódico improvisado por Federico el Grande, rey de Prusia, buen músico y homosexual tan cogelón que Voltaire lo llamó “puta simpática” cuando vivió asilado en el castillo de Sans Souci, cuyo nombre lo dice todo: sin cuidado. Siendo príncipe, había sido cogido cuando huía con su amante, un teniente, y obligado por su padre a presenciar la decapitación de Hans, que así se llamaba.
El trozo musical es casi atonal y de ritmos quebrados. Y sobre eso levantó Bach su asombroso edificio, como las perspectivas de Escher, que “asciende como la gloria del rey”, dice la dedicatoria a Federico el Grande, y Hofstadter hace ver cómo la armonía va subiendo sin final. Una delicia de escuchar, pero más aún de analizar.
De inmediato se observan elementos comunes a música y poesía: el ritmo es uno de gran importancia en ambas, y en la historia humana surge primero el tam-tam producido en simples troncos huecos con las palmas de las manos y luego con un par de palos, mucho antes que la melodía y sin duda ésta antes que la armonía. Con los dedos de una mano tamborilee la serie /v///v///v/, donde la v sea un golpe más fuerte sobre una mesa y las diagonales golpes no acentuados. Hay acentos en los golpes 2, 6, 10. Se puede repetir dos o tres veces. No más sin que sea monótono. La cuarta serie puede ser: /////v///v/. Y quedan:
/v///v///v/
/v///v///v/
/v///v///v/
Pero luego:
/////v///v/
Pongámosles sílabas:
un sauce de cristal, un chopo de agua,
un alto surtidor que el viento arquea,
un árbol bien plantado mas danzante,
un caminar de río que se curva…
Son endecasílabos sin rima (si no los reconoce, no siga leyendo y compre plaza a la CNTE: andan baras). No sé mucho de nombres para el ritmo, pero Luis Roberto Vera Chaparro alguna vez me regaló, con gran generosidad, algunos términos al analizar dos sonetos míos: y cuando los acentos van en 2-4-6-8-10, como en “llenándote de aromas nada castos”, lo llama trocaico. Así que ya me corregirá si digo que tres son trocaicos y no son.
La prioridad del ritmo en la música no es extraña, pues resulta más fácil golpear algo que hacer sonar notas, así sea instrumento tan primitivo como el carrizo con hoyos llamado quena, o la hilera de carrizos de diversa medida en la flauta de Pan. Pero resulta extraordinario que, si hablamos en prosa (sí, hablamos en prosa), los primeros documentos literarios no estén en prosa, sino en verso, tan lleno de reglas y minucias de relojería. La epopeya de Gilgamesh (saludos Gilga), los Salmos y la Ilíada, primera literatura escrita, son enormes poemas.
Sin estudio alguno en qué apoyarme, digo que se debe a la memoria: memorizar un poema es más fácil que un párrafo de prosa. Y la poesía fue oral antes que escrita: de memoria. El Quijote es prosa, pero comienza con un octosílabo: En un lugar de La Mancha, la medida más popular del verso castellano. Y le sigue el de moda: un endecasílabo.
Zeman, con fMRI, redescubrió el hilo blanco (el negro es más difícil).
Novedad 2013: No hubo barco para mí, Cal y Arena.
www.luisgonzalezdealba.com
Twitter: @LuisGonzlezdeA


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