El acento es el elemento
esencial en la versificación castellana, y su colocación influye de tal manera
en la estructura y medida del verso que, con solo variarla, pueden quedar
destruidos y desaparecer por entero su armonía.
Reglas sobre la acentuación
1.- Todos los versos
castellanos llevan un acento predominante en la penúltima silaba métrica. Ya hemos
dicho que si el verso es agudo llevara el acento en la última silaba (se cuenta
una mas), y si es esdrújula en la antepenúltima (se cuenta una menos).
2.- No puede haber acento rítmico
en dos silabas consecutivas.
3.- El acento predominante
final ha de recaer siempre sobre una palabra importante, no sobre artículos,
preposiciones, monosílabos…
4.- Los versos de arte
menor, además del acento predominante en la penúltima, pueden llevar acentos
secundarios en cualquier silaba.
5.- Los versos de arte mayor
se rigen por reglas especiales, pues en ellos la distribución de los acentos es
más rigurosa que en los de arte menor.
Ejemplos:
Acento rítmico.
La princesa está triste… ¿Qué
tendrá la princesa?
Los suspiros se escapan de
su boca de fresa,
Que ha perdido la risa, que
ha perdido el color,
La princesa está pálida en
su silla de oro,
Está mudo el teclado de su
clave sonoro;
Y en un vaso, olvidada, se
desmaya una flor
Acento final
Unas coplas muy cansadas,
Con muchos pies arrastrando,
A lo toscano imitadas,
Entró un amador cantando,
Enojosas y pesadas
Veamos que el acento final
recae en cansadas, arrastrando, imitadas, cantando y pesadas; se trata por tanto
de versos llanos o paroxítonos ya que son versos octosílabos. Gráficamente la acentuación
final sería así:
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