ANÁLISIS DE LA OBRA
ASPECTO INTELECTUAL DE EL LABERINTO DE LA SOLEDAD
Al analizar la mayoría de los libros en donde Octavio Paz
ejerce la crítica de la cultura o la sociedad se encuentra uno con dos
situaciones. Primero, el poeta ha elegido el ensayo para expresarse con una
relativa libertad. Y segundo, no sigue ni establece una teoría determinada al
deambular por distintos ámbitos de conocimiento. Esto provoca que a veces sea
difícil percibir los enlaces entre distintas disciplinas pues él se mueve de
continuo sin indicárselo claramente al lector.
Paz ciertamente sigue algunas sendas teóricas. En sus
análisis de la cultura y la sociedad tiene presentes a una multitud de autores
y corrientes que no registra explícitamente o que menciona de pasada. De todos
ellos toma elementos para realizar su labor crítica y teórica
En la entrevista concedida a Claude Fell, establece, por
ejemplo, que El laberinto de la soledad pertenece a la tradición moralista
francesa. Así, realiza una reflexión crítica acerca de aspectos de nacionalidad
sin meterse directamente a definirlos o a solucionarlos.[2] No le interesa
conceptualizar a priori el concepto de mexicanidad o establecer la esencia de
la misma, sino analizar los elementos que él considera importantes en la
conducta social.
Los ensayistas se meten por distintas disciplinas de manera
irreverente. Las limitaciones de tal acercamiento son evidentes pero los
ensayos, epistemológicamente hablando, son una manifestación de esa especie de
“holism that is typical of traditional anthropology”. [5] Además el ensayista
busca el conocimiento y lo expresa artísticamente. Sin embargo, estos trabajos al
no ser sistemáticos y al responder a las necesidades del momento, aunque
contengan ideas importantes y observaciones perspicaces acerca de la realidad
nacional no han permitido la acumulación de conocimiento. De esta manera, la
mayoría de las obras surgidas en la etapa nacionalista posrevolucionaria en los
cuarenta y los cincuenta es hoy casi desconocidas para un público general.
ASPECTO FILOSÓFICO
En el aspecto filosófico El laberinto de la soledad está
compuesto por distintas fuentes no siempre reconocidas explícitamente por el
autor. Además, las ideas tomadas libremente son modificadas por Paz para
aplicarlas a sus necesidades analíticas y de expresión. De cualquier manera,
los autores y las tendencias que sirven como base a las reflexiones se pueden
ubicar más o menos claramente.
Primeramente, Octavio Paz recurre a El ser y la nada de
Sartre. Para el existencialista francés, la soledad tiene un carácter
ontológico. Por lo tanto sus reflexiones parten de una situación en donde la
realidad social empírica tiene poca importancia. Se enfrasca en consideraciones
ideales como la libertad y sostiene de antemano que el ser humano, al defender
su propia individualidad, estará reacio a lograr la unión con su prójimo.
La propuesta de Sartre contempla los distintos aspectos de
la individualidad. El otro se muestra reacio a la asimilación. Por lo tanto su
asimilación debe ser lo suficientemente cuidadosa como para no dañar su
individualidad. “Así pues, si proyecto realizar la unidad con el prójimo, esto
significa que proyecto asimilarme la alteridad del otro en tanto que tal, como
mi posibilidad propia”. [6] Este proceso concierne sólo a dos individualidades
en donde quien asimila y el asimilado mantienen sus diferencias. Así para que
exista “la identificación del prójimo conmigo es que persista en mí la negación
de ser el otro.”[7] Al final de cuentas, la asimilación del prójimo no puede
darse de forma total. La unidad con él es pues irrealizable de hecho. “Lo es
también de derecho pues la asimilación del para-sí, y del prójimo en una misma
trascendencia traería consigo necesariamente la desaparición del carácter de
alteridad del prójimo.”[8]
Claro que existen formas de acercamiento. Llegará el momento
en que el prójimo se presente y será necesario reconocer su presencia. “En
primer lugar, la aparición del prójimo en mi experiencia se manifiesta por la
presencia de formas organizadas, tales como la mímica y la expresión, los actos
y las conductas”.[9] Así, aunque quien percibe y el percibido no se puedan
unir, las mutuas presencias sirven de referencia recíproca para cada uno en la
organización de la propia experiencia. “El prójimo, en cuanto unidad sintética
de sus experiencias y en cuanto voluntad lo mismo que como pasión, viene a
organizar mi experiencia.”[10] Sin embargo, en este mutuo reconocimiento habrá
que reconocer la alteridad del prójimo para que éste siga existiendo de manera
independiente. En todo este proceso, Sartre reconoce que puede haber una unión
eventual entre las alteridades. Tal unión será posible a través del amor y del
lenguaje. Hasta aquí la interpretación de Sartre
Otra de las fuentes de Octavio Paz es el Romanticismo
alemán. En su versión filosófica, este movimiento sostiene la encarnación del
Espíritu en formas del mundo material y el regreso del Espíritu hacia su punto
de partida [13]; en su aspecto literario, considera las relaciones de la
naturaleza con el ser humano. En un primer momento, ambos se encontraban unidos
a través de lazos que poco a poco se fueron haciendo más débiles y que
finalmente se rompieron.
Paz recupera esa idea. Y con esto mezcla entonces las
concepciones filosóficas y literarias del romanticismo. Así considera que la
esencia de la mexicanidad ciertamente se encuentra en el Espíritu, pero que
éste tiene una manifestación terrenal cuando el ser humano se encuentra en
relación con la tierra.
En resumen, el existencialismo y la tradición romántica son
dos de los elementos filosóficos que se conjugan en el Laberinto de la soledad.
La integración que de los mismos hace Paz tiene la intención de acercarse al
análisis de la mexicanidad. La búsqueda de la esencia de los mexicanos está
regida por un Espíritu que se ha manifestado en distintas Formas espúreas
llamadas sucesivamente Colonia, Reforma y Porfiriato. Sin embargo, el Espíritu
encontró su concreción y su regreso efectivo hacia la naturaleza con la
Revolución, pues esta lucha popular rompió con las formas opresivas y llevó a
la mayoría de la gente a una relación directa con la tierra.
Esto con respecto a México. Pero ¿qué sucede con el resto
del mundo? Al final de su ensayo Paz sostiene que los mexicanos están unidos
con todos los seres humanos. En el siglo XX todos los países están en continua
relación y ya no existe ni centro ni periferia. Los mexicanos solitarios son
iguales a todos los solitarios del mundo. De este modo, existe una
universalidad en los sentimientos.
De esta manera, la meditación de Octavio Paz pasa por
distintas etapas. Es primero la reflexión de un ser humano solitario que se
enfrenta en los Estados Unidos con su diferencia con respecto a los
norteamericanos. Se convierte después en el análisis que un mexicano quiere
compartir con sus compatriotas. Por último, se puede extender a todo el género
humano. Esta intención “lleva a Octavio Paz a buscar una respuesta personal,
que al tiempo sea colectiva y, por tanto, válida para todos”.
Hasta aquí ya se estableció que tanto los mexicanos como
todos los seres humanos del mundo se encuentran en soledad. ¿Pero, existe una
solución ante este sentimiento? La respuesta de Paz es afirmativa. El amor y la
poesía son la salida para el aislamiento universal. El amor erótico “aparece
como el medio privilegiado para restablecer esta comunicación a través de la
relación sexual vivida como un rito religioso: la unión de los cuerpos le
devuelve (...) su sentido a la vida”.[19] Amor en su sentido original,
prístino, desligado de convenciones sociales, del matrimonio, es la clave para
la comunión. Sin embargo, este tipo de amor trastoca los cimientos de la
sociedad y por eso es perseguido. “El erotismo vive entre las fronteras de lo
sagrado y de lo maldito”[20]. Entre lo permitido y lo prohibido.
Además del amor, la poesía se encarga de poner en
comunicación a los solitarios. Se encuentra en el mundo de lo sagrado, de lo temido.
La poesía revela la relación que el ser humano tiene con su esencia. Al igual
que la fiesta, trastoca el orden social y las normas y se convierte en caos, en
regeneración constante de la capacidad de experimentar emoción por encima de
las reglas y de las convenciones sociales. Por eso mismo, la ventaja del
lenguaje poético sobre otros lenguajes “reside en su capacidad de transmitirnos
directamente la emoción con el concepto en unas pocas palabras que resultan ser
como una síntesis de razonamiento y emoción por el poder evocativo de cada
palabra”.
Hasta aquí se ha analizado algunos de los elementos que
constituyen El laberinto de la soledad como una obra de pensamiento. Sin
embargo, este ensayo es también una obra artística y por lo tanto, puede ser
visto como objeto estético. Es necesario, entonces, ubicar la concepción
artística en que el libro se inscribe.
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