sábado, 19 de octubre de 2013

GUIA PARA EL ANÁLISIS LITERARIO DE OBRAS II

VERSOS CASTELLANOS


Atendiendo al número de sílabas, los versos se dividen en versos de arte menor y versos de arte mayor. Los de arte menor tienen de dos hasta ocho sílabas, y los de arte mayor de nueve en adelante. Verso de pie quebrado es aquel más corto que los restantes de la estrofa; suele ser un hemistiquio del verso empleado.


BISÍLABO. Lleva el acento en la primera sílaba. Cuando se suceden varios bisílabos en serie se obtiene un ritmo de troqueo.

Noche Aire,
triste cielo,
viste suelo,
ya mar.   
                       
G. Gómez de Avellaneda

TRISÍLABO. El verso de tres sílabas carga el acento en la segunda, dando origen a un ritmo anfíbraco; el ritmo de una serie de trisílabos resulta dactílico.

Tal dulce en blando
suspira concento
la lira del viento
que hirió la voz.                      

Espronceda

TETRASÍLABO. Lleva acentuadas la primera y la tercera sílabas. Sirve de auxiliar del octosílabo como pie quebrado, son los versos más cortos que se utilizan en español.

Recuerde el alma dormida,
avive el seso y despierte,
contemplando
cómo se pasa la vida,
cómo se viene la muerte
tan callado.                     

Jorge Manrique

PENTASÍLABO. Lleva el acento en la primera y cuarta sílaba, o en la segunda y cuarta.
Cielos azules,
nubes de nácar,
limpios celajes
de oros y de grana.       

Selgas.

El pentasílabo es usado de preferencia, en combinación con otros versos. Hallándosele formando el pie quebrado del heptasílabo, como verso auxiliar del endecasílabo y libremente combinado con otros versos.

HEXASÍLABO. Con los acentos en las sílabas impares o en la segunda y en la quinta. Se emplea bastante combinado con otros versos más largos.
¿Vuelve el polvo al polvo?
¿Vuela el alma al cielo?
¿Todo es vil materia,
podredumbre y cieno?             

Bécquer.

HEPTASÍLABO. Lleva acentuadas la segunda y la sexta sílabas. Otros la primera y la sexta. Se emplea unido a versos de once sílabas en poesías cultas. Combinado con pentasílabos tiene un ritmo popular y forma la seguidilla.

Yo vi sobre un tomillo
quejarse un pajarillo,
viendo su nido armado
de un labrador robado.         

Villegas

OCTOSÍLABO. Llamado también verso de arte real, último de los versos de arte menor, y verso de redondilla mayor, es el verso más genuinamente español y el más popular. Se le emplea en todos los géneros, posee la agilidad de todo ritmo popular y ha perdurado ininterrumpidamente a través de toda la literatura española. Los acentos de este verso pueden repartirse de diversas maneras, pero el de la séptima sílaba es esencial y sobre él se apoya el ritmo del verso.

A mis soledades voy,
de mis soledades vengo,
porque para andar conmigo
me bastan mis pensamientos.            

Lope de Vega

ENEASÍLABOS. Éste es el primero de los de arte mayor. Cuenta con cerca de treinta variantes, si se consideran sus posibles acentos prosódicos. Fuera de la octava sílaba, no tiene otra fija para acentuar. Se emplea en las danzas, poco armonioso y no muy utilizado en la versificación española.

Juventud, divino tesoro,
ya te vas para no volver;
cuando quiero llorar no lloro
y a veces lloro sin querer.                      

Rubén Darío

DECASÍLABOS. Hay dos clases de versos de diez sílabas: los bipartitos o compuestos, constan de dos hemistiquios de cinco sílabas cada uno, con acentos en la sílaba cuarta y novena; y los no bipartitos o simples, no llevan cesura y suelen tener sus acentos en las sílabas tercera, sexta y novena.

Yo soy ardiente, yo soy morena,
yo soy el símbolo de la pasión;
de ansia de goces mi alma está llena.
¿A mí me buscas? –No es a ti, no.               

Bécquer

ENDECASÍLABO. Es el verso más largo que tenemos en castellano, representa la cima del sistema rítmico, es el metro heroico por excelencia. El llamado endecasílabo propio lleva el acento en la sexta y décima sílabas. El sáfico, en la cuarta, octava y décima. El de gaita gallega es un endecasílabo de origen popular, lleva acentuadas la primera, cuarta, séptima y décima sílabas.

Cosas misteriosas, trágicas, raras,
de cuentos oscuros de los antaños,
de amores terribles, crímenes, daños,
como entre vapores de solfataras.       

Rubén Darío

DODECASÍLABO. Consta de dos hemistiquios iguales y lleva cuatro acentos fuertes en las sílabas dos, cinco, ocho y once. otra forma es la compuesta de dos versos de siete más cinco sílabas; es el metro de la seguidilla, empleado como verso largo. Otra más, la compuesta de dos versos de ocho más cuatro sílabas. Una última de cinco más siete.

Metro mágico y rico que al alma expresas
llameantes alegrías, penas arcanas,
desde en los suaves labios de las princesas
hasta en las bocas rojas de las gitanas.            

Rubén Darío

TRIDECASÍLABO. Verso poco usado en castellano, dada su difícil distribución en hemistiquios, ha sido empleado por románticos y modernistas.

En el jardín hay un olor de primavera,
himnos de zumbos en el viejo colmenar.
Ven a fundirte en las plegarias del paisaje
y en los milagros de la fe crepuscular.                    

González Martínez

ALEJANDRINOS. Consta de catorce sílabas, con dos hemistiquios iguales de siete cada uno. Se empleó en abundancia para cantar al guerrero Alejandro, conoció su mayor esplendor en el mester de clerecía. Rubén Darío le dio una nueva acentuación rítmica, colocando el acento principal en la tercera y sexta sílabas de cada hemistiquio, haciéndolo más dúctil.
Lanzóse el fiero bruto con ímpetu salvaje,
ganando a saltos locos la tierra desigual,
saltando de los brezos el áspero ramaje
a riesgo de la vida de su jinete real. Zorrilla.

PENTADECASÍLABO. Tampoco es éste de los versos que se emplean mucho en castellano. El dactílico lleva los acentos en la segunda, quinta, octava, undécima y decimocuarta sílabas. Otros se componen de dos hemistiquios desiguales, uno de seis sílabas y otro de nueve, o bien uno heptasílabo y otro octosílabo. O bien son la suma de tres pentasílabos.

Soné en un verso vibrante y prócer, almo y sonoro,
diáfano y vasto como los mares que agita el viento,
y en cuyas calmas, si duerme dócil, el firmamento
refleja estrellas, lívidas lunas, soles de oro.                  

González Martínez

HEXADECASÍLABO. Formado por dos hemistiquios de ocho sílabas cada uno, trocaicos o dactílicos, pueden tener diferente acentuación.

A las doce de la noche, por las puertas de la gloria,
y al fulgor de perla y oro de una luz extraterrestre,
sale en hombros de cuatro ángeles y en su silla gestatoria,
San Silvestre.                                                                

Rubén Darío

VERSOS DE MÁS DE DIECISEIS SILABAS. Algunos modernistas han conseguido versos de diecisiete, dieciocho, veinte y hasta veintidós sílabas, pero han tenido que ser merced a la repetición de un pie silábico o a la suma de dos o más versos cortos en forma de hemistiquios más o menos disimulados.

Verso de veinte sílabas.
Siempre aguijo el ingenio a la lírica y él en vano se asoma
a buscar a la flor del deseo vaso digno del puro ideal.
¡Quién hiciera una trova tan bella que al espíritu fuese un aroma,
un ungüento de suaves caricias con suspiros de luz musical! Díaz Mirón
 
Actividad de tarea:
Presentar la métrica de dos poesías completas, además la métrica de una poesía que contenga pie quebrado.

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