martes, 22 de octubre de 2013

¡¡¡MUY INTERESANTE!!!

IDEAS PARA LEER Y ESCRIBIR EN EL SIGLO XXI

1. Abrir el aula a la realidad escrita del entorno. Que la gran diversidad de escritos de la calle, de la biblioteca, de la comunidad, entre en el aula. Que chicos y chicas aprendan a leer y escribir lo que realmente quieren poder hacer, que aprendan a leer lo que van a tener que comprender en su vida, que aprendan a escribir lo que el futuro les va a pedir. Que descubran el poder que tiene la lectura y la escritura. Que el mundo electrónico entre también en el aula y no sólo en algunas asignaturas: ¡en todas! En la clase de lengua, en la de matemáticas, en la de sociales...


2. Poner énfasis en el significado y en la interpretación.
Leer significa comprender y escribir, hacer comprender. Importa menos oralizar unas líneas, hacer buena caligrafía o memorizar las reglas de acentuación. Lo apasionante de leer es comprender lo que piensan los otros; lo fascinante de escribir es descubrir que los otros pueden leer –y comprender- lo que uno piensa. Busquemos la manera de que los alumnos gocen leyendo y escribiendo: así descubrirán su utilidad, su sentido y tendrán unas ganas locas de leer y escribir.


3. Leer y escribir en cooperación. Leer y escribir no son tareas individuales. Sí son procesos mentalmente individuales los actos de reseguir con los ojos un escrito y decodificar el significado de cada palabra o teclear y visualizar en la pantalla una tras otra las letras de una oración. Pero leer y escribir también es interpretar el significado que adquiere una palabra en cada contexto, buscar ideas y organizarlas con coherencia... Y todas estas operaciones las podemos realizar con nuestros compañeros: podemos leer y escribir en pareja, con coautores y colectores (¡curioso que no exista esta palabra en español!).


4. Hablar para leer y escribir. Leer y escribir no son tareas silenciosas. Al compartir con un colega la interpretación de un texto, autores y lectores verbalizan su pensamiento, lo contrastan con otros puntos de vista, lo razonan y justifican. Hablar constituye una poderosa herramienta para construir, negociar y socializar el significado. Hablar también permite desarrollar los procesos cognitivos implicados en el uso del lenguaje. Leer y escribir requiere poder hablar de lo que se comprende y de lo que se comunica. Dejemos que chicos y chicas hablen mientras leen o escriben. Estimulémosles a hacerlo.


5. Poner énfasis en el proceso. Leer no consiste en oralizar o subvocalizar un texto en carrerilla hasta el final; escribir consiste en completar hojas en blanco. ¡La escritura no entiende de improvisaciones! Comprender exige releer varias veces, intercambiar impresiones con otros, revisar las primeras
hipótesis, matizar constantemente lo que se entiende. Escribir requiere hacer borradores y correcciones, elaborar ideas personales, adaptarse a cada audiencia. El aula no puede esconder esta realidad sobre el uso de la escritura: chicos y chicas deben reelaborar sus interpretaciones como si fueran esculturas de barro.


6. Leamos y escribamos con los chicos. Somos, los docentes, los lectores y los escritores más expertos que tiene el chico a su alcance. Pongámonos a leer y a escribir con ellos y para ellos, sus textos y nuestros textos. Mostremos en vivo cómo leemos y entendemos un texto, cómo nos equivocamos, cómo consultamos el diccionario, cómo formulamos hipótesis y luego las confirmamos o deshechamos, cómo releemos y corregimos. Del mismo modo, mostremos cómo se buscan ideas, cómo se hace un mapa mental, cómo se revisa un primer borrador, cómo se reformula el texto paso a paso. Convirtamos el aula en un espacio vivo, en un taller de experimentación donde chicos y chicas puedan sentir en los poros de su piel el significado de las letras.



Daniel Cassany



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