Los niños/as con dislexia tienen numerosos errores de
ortografía, tanto natural como arbitraria, porque suelen tener dificultades
para superar la “Fase Logográfica” cuando comienzan a desarrollar la conciencia
metalingüística y dificultades para asimilar y automatizar los aprendizajes de
la “Fase Alfabética”, en la que aprenden a asociar los fonemas con sus
grafemas, es decir, a aplicar las RCFG (Reglas de Conversión Fonema-Grafema).
Esta dificultad para automatizar los procesos implicados
en la escritura que se desarrollan durante estas etapas, (el Conocimiento
Fonológico o capacidad de analizar y manipular unidades que componen el
lenguaje, la Conversión de Fonemas en Grafemas, la Segmentación correcta de las
palabras …), impide el buen desarrollo de la “Fase ortográfica”, en la que se
utilizan los patrones ortográficos almacenados previamente por la experiencia lectoescritura
para escribir las palabras frecuentes sin necesidad de aplicar las RDFG.
El sistema de escritura visual, directa u ortográfica,
funcional en cualquier lector experto sin dificultades, es imprescindible para escribir palabras
irregulares y palabras con ortografía arbitraria o variante, por lo que su mal
funcionamiento provoca que el niño/a tenga muchas dificultades para escribir
palabras en otros idiomas que no tienen sistemas ortográficos transparentes,
como por ejemplo el inglés, y para escribir palabras con ortografía irregular.
Esto quiere decir que, aunque los niños disléxicos lean
muchas veces la misma palabra, esta no se almacenará en su léxico ortográfico,
por lo que siempre tendrán que recurrir a su fonología para poder escribirla,
lo que además de perjudicar a las funciones superiores de redacción, les lleva a
cometer muchas faltas de ortografía.
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